M.TORRES Xicu Ferrer ha finalizado la 22ª edición del Dakar de una forma muy diferente a la planeada. A llegado al El Cairo, sí, pero no lo ha hecho sobre su moto como el quería. La caída sufrida el decimotercera etapa le dejó fuera la competición y tras pasar un día en un hospital ayer vivió la llegada a las pirámides de El Cairo como un espectador más.

Xicu aún debe curarse la rodilla que le molesta bastante: «Tengo la pierna hinchada y me cuesta mucho estar de pie porque es cuando más me duele, pero esta tarde (ayer tarde para el lector) descansaré antes de iniciar el viaje de vuelta mañana (hoy). Cuando lleguemos a Barcelona me echarán un vistazo los médicos y decidirán si hay que hacer algo más», explicó Ferrer.

Por su parte, la moto será repatriada a París, donde deberán recogerla Ferrer y su equipo. Por lo que se refiere al balance de este su tercer Dakar el piloto pitiuso aseguró: «Es una lástima no poder acabar, faltaba muy poco y cuando me caí justo empezaba mi Dakar, era cuando iba progresando», aclaró.

Ferrer asegura que la edición de 2000 ha sido la más fácil de las tres que ha vivido, en cuanto a desgaste físico y navegación, pero asegura que de haberse disputado las etapas de Niger la prueba habría sido tremendamente dura para la mecánica de los vehículos. «Las etapas eran muy largas y rápidas. Se iba con los motores a tope en buena parte de los tramos, lo que unido al polvo, el calor y los accidentes habría dejado a muchos fuera de competición antes de Egipto», explicó.

La KTM de Ferrer funcionó de maravilla. Según explicó él mismo, no tuvo ningún problema difícil. «Estoy satisfecho de como ha funcionado la moto y del trabajo que hemos hecho en general. La estrategia funcionó a la perfección, pero me decepciona haber acabado así», dijo.