El trabajo de Jordi Évole, quien durante unos días retrató el trabajo de las ONG detectando y poniendo a salvo a los ocupantes de los 'dinguis', las embarcaciones que fletan las mafias locales para las personas que quieren dar el salto al viejo continente, previo pago de cantidades que oscilan entre los 300 y los 600 euros, dejó numerosas escenas que impactaron a la audiencia.
Estas saben a ciencia cierta que es un viaje que no pueden completar. Incluyen gasolina para un máximo de cuarenta millas y un teléfono satélite para dar la voz de alarma cuando quedan a la deriva. No hay víveres ni agua. O les rescatan o perecen en el mar.
El sueño europeo
Los ojos de aquellos que buscan un futuro mejor brillaban al pronunciar la palabra 'Europa', la tierra prometida que es aún sinónimo de seguridad y prosperidad para las gentes que escapan de la miseria y la destrucción de la guerra.
Sin embargo, la desesperanza e incredulidad también se vislumbraba en los ojos de quien descubría que aún le quedaba mucho trecho por recorrer. Y lo debían hacer con lo puesto, ya que los traficantes libios los despojan de todas sus pertenencias, para que quepan más ocupantes en las barcazas neumáticas y maximizar así sus beneficios.
La imagen de un niño sin nada compartiendo el chicle que le acaban de dar, la docilidad y las alabanzas y gracias a Dios en el momento de ser rescatados, los llamados buitres, dedicados a recoger los restos del rescate para utilizarlos en otros embarques, o la 'guardia costera' libia, chicos de veintipocos años embarcados en una lancha con kalashnikov al hombro, que advierten del ?peligro? de los africanos que esperan para dar el salto a Europa, más de un millón en el país magrebí según ciertas fuentes, fueron algunos de los momentos de calado que dejó este documental.
El tema promovió un intenso debate en las redes sociales, donde se exigió más apoyo de Europa y coordinación entre los países afectados.
5 comentarios
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Mucho niño pijo disfrazado de vigilante de la playa. Se meten por enmedio sin ser necesarios en absoluto para ser protagonistas, ya están allí los barcos de frontex sin tanta parafernalia bi tsnta tele para realizar el trabajo y los rescates.
Efectivamente, un gran reportaje que remueve conciencias. Yo me pregunté ¿cómo solucionar esto? y la única respuesta que me acudía era la de resolverlo en los países de origen. Cierto que eso es prácticamente imposible si no hay un consenso mundial de todas las naciones ricas por un lado y las necesitadas de ayuda por otro. Sin gobiernos fiables, las ayudas no sirven. Ojalá tuviera el poder de saber como solucionar esto, pero no, no lo tengo. Pero como seres humanos tenemos la obligación de salvar la vida a otros seres humanos. Lo que pase luego, es otro tema.
Qué raro, ví mucho niño en el reportaje, cuando el porcentaje de niños en pateras no suele superar el 20%. Y qué curioso que suelen recoger a esta pobre gente a unos 18km de la costa de la que han partido, y en vez de devolverles a esa costa se los llevan a Europa. Y no dicen nada de los inmigrantes cristianos a los que los musulmanes tiran por la borda. Yo lo siento mucho por esta pobre gente, pero no les quiero aquí, peligra mi bienestar y mi cultura. Si no hay dinero para los de aquí no lo tendría que haber para los de fuera. Que les ayuden los de los petrodolares
Nelson, ¿y tu que haces por los demas? Ellos al menos conciencian sobre un problema. Ellos puede que pijoprogres, tu rancio seguro.
Estando los barcos oficiales de los paises de la UE, a estos no se les ha perdido nada por allí, mucho afán de protagonismo y turismo solidario de pijiprogres.