«Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres, y todo el mundo escribe libros». Con esta cita de Marco Tulio Cicerón, del siglo I. a.C., abre Mejide un libro en el que ha volcado su experiencia en 20 años de carrera en «marketing» y publicidad, y lo hace, explica, para «advertir del prejuicio de quien suele decir: 'Ahora también este escribe libros'».
El jurado del Premio Espasa eligió su obra entre decenas de inéditos de todo el mundo por hablar «de un tema muy actual, con un planteamiento muy original y útil para situar al lector en la sociedad de la comunicación y ayudarle a crear su marca personal».
Un ámbito en el que el autor se mueve como pez en el agua: tiene dos millones de seguidores en las redes sociales y suele encabezar el «ranking» de personajes más influyentes.
En la red, y pese al trasiego de políticos que pasan por su sofá en el programa de televisión «Viajando con Chester», no habla mucho de política, aunque sí entra «en el tema de la corrupción», cuando se «cabrea mucho».
No obstante, le han ofrecido participar activamente en política, algo que ni se plantea. «Soy un descerebrado, pero no hasta ese punto», asegura, y confiesa que, pese a definirse como «un mercenario de la comunicación», se tendría que «pensar mucho» hacer campaña para un partido político. «Afortunadamente, no me he tenido que ver en ese brete», remacha.
Le va bien con su empresa de publicidad y su propia marca personal, que los expertos valoran en 12 millones de euros -el precio que costaría levantarla ahora desde cero- y que, básicamente, ha resultado de una combinación de «talento y oportunidad».
Eso explica en «Urbrands», la construcción de una marca personal al modo en que crecería una ciudad y en la que resulta básico poner en fases las decisiones importantes sobre «el estar, el ser y el hacer».
«Es decir -añade-, decidir sobre la localización, la orientación, a qué tipo de público quieres dirigirte y qué tipo de necesidades quieres cubrir, si es para los turistas o para los habitantes. Todas las decisiones que toma el gestor de una ciudad las tiene que tomar el gestor de una marca».
Por ejemplo, Mejide explica en su libro que uno de sus «fracasos» televisivos, el programa «G20», se debió sobre todo a la incorrecta localización de su «urbrand», ya que hablaba ante la cámara y no decía las cosas cara a cara al interpelado, como había hecho con gran éxito en «Operación Triunfo».
En «Viajando con Chester» asegura que no se contiene «demasiado» con los políticos, aunque el programa «no vaya de política, sino de personas». Y recuerda momentos especiales, como el de Rosa Díez explicando su relación con sus hijas o a Pablo Iglesias «hablando de amor, cuando vuelves a ver que es un chaval de 35 años».
Mejide (Barcelona, 1974) va a cumplir 40 en unos días y asegura que para forjar su marca personal no ha debido de transgredir sus propios límites personales: «Afortunadamente, tengo un tipo de marca personal que se corresponde bastante con mi forma de ser. Es muy auténtica: lo que hay es lo que ves, ni más ni menos».
En esa trayectoria vital y profesional han tenido un papel relevante las mujeres -"ellas condicionan la trayectoria de cualquier hombre», afirma-, algunas de las cuales aparecen en «Urbrands» identificadas con ciudades de todo el mundo.
Entre ellas destaca su madre, que sigue siendo su «mejor amiga» y quien le ayudó a afrontar el acoso escolar que sufrió de pequeño, quien le dio las claves para enfrentarse a sus miedos y superar la situación.
Una experiencia que forma parte también del «urbrand» de quien tiene claro que el potencial de las redes sociales no ha hecho más que empezar, ya que su generación «ve la comunicación como un acto, y quienes vienen detrás la contemplan como una actitud, crecen con la comunicación integrada».
Esa es la diferencia, añade «entre dos partidos de la vieja escuela y la nueva, como PP y Podemos; llevan la comunicación de manera radicalmente distinta».
Twitter se ha convertido ya en una especie de plaza pública, «el ágora griega», en el que todo el mundo puede opinar, con una ventaja que no existe en la vida real, la de bloquear usuarios: «Ojalá en la vida pudiésemos bloquear a la gente que no nos interesa. Si pudiese bloquear en la tele a Rajoy, lo haría hoy mismo».
1 comentario
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jajaja, lo que faltaba, no te hagas autopromoción...