La venezolana, de 48 años, ha explicado que se siente «contenta» porque ha retomado «cosas que había dejado por darle prioridad a ser mamá» y dedicarse «a la familia». Y también se siente por haber detectado a tiempo, junto con Osborne, que su relación no funcionaba. Separarse fue una decisión de mutuo acuerdo que se tomó teniendo en cuenta el bienestar de sus hijos, Carlos y Kike.
«El confinamiento nos permitió regalarnos una despedida dulce. Ahí te das cuenta de que hay cosas que fallan y que no se pueden cambiar. Si hubiéramos llegado a una situación límite, habría sufrido todo el mundo», explica a la revista, añadiendo que la distancia con su expareja no fue «como un tsunami», sino «algo que iba pasando poco a poco y que al final dices: 'Veo a dónde vamos y no me gusta'». «La decisión la hemos tomado a tiempo», subraya.
En este sentido, asegura que, a la hora de dar el paso, «lo más difícil era decírselo a la familia», aunque no fue tan complicado como pensaban: «Mi hijo Carlos me sorprendió mucho, me dijo que se lo imaginaba porque no veía que estuviéramos bien».
Martínez apunta que ella y el padre de sus hijos todavía no han firmado el divorcio porque están organizando «cosas que llevan un tiempo»: «Él quiere hacer unas cosas, en cuanto a temas económicos, y yo otras, y al final, eso lo retrasa».
Así, añade: «Él quiere dejar las cosas organizadas de una manera: más o menos, él quiere darme más de lo que yo quiero recibir. No quiero que me mantengan. Uno no puede despreciar nada, porque Bertín lo hace con cariño y con ganas de ayudar, pero a mí me hace sentir que es un compromiso».
Por otra parte, aclara que todavía no se han puesto fecha para firmar los papeles, aunque le gustaría «estar organizada de aquí a verano». «No hay problema por firmar, es, simplemente, terminar de acordar todos los detalles, como tiempo con los niños y las responsabilidades de cada uno», cuenta, apuntando que «la pensión será para los niños y cualquier cosa» que acuerden.
Martínez va a estudiar un máster tras abandonar la facultad de Medicina a los 21 años, y dice que se siente «acompañada» de sí misma. «Me encuentro fenomenal. No tengo que rendir cuentas a nadie», expresa. Y zanja: «No estoy cerrada a nada, pero tampoco estoy desesperada. Me molesta que, si no tienes una pareja pegada a tu vera, no estás completa, te falta algo, y eso no es así».
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