«No tenía ninguna idea preconcebida sobre cómo preparar el papel», pero quedó claro desde el principio que «cualquier idea que tuviera era completamente irrelevante», resaltó la actriz sobre su papel en la película de Jonathan Glazer que participa en la competición oficial de Venencia y que hoy recibió algunos pitos y abucheos en su primer pase ante la prensa.
Con pantalones negros, camiseta sin mangas de rayas blancas y negras y la melena suelta, Johansson estuvo tan simpática como vacía en sus declaraciones sobre un papel difícil de explicar y más aún de entender en la pantalla.
La actriz interpreta a una alienígena que se mete en el cuerpo de una mujer y que se dedica a recorrer Escocia observando la vida de los seres humanos, atrayendo y matando a hombres y experimentando sensaciones desconocidas.
«Me llevó un par de semanas encontrar el tono para la interpretación», reconoció Johansson, a la que atrajo la idea de dar vida «a un personaje sin ningún elemento de humanidad».
Un personaje que no tiene intenciones y que no actúa por ningún motivo, simplemente porque tiene que estar en un sitio concreto en un momento concreto, lo que llevó a la actriz a una ejercicio de abandonarse y convertirse «en parte de una entidad».
Es, explicó la protagonista de películas como «Lost in translation» o «Match point», un personaje que está encendido o apagado y que tiene muy pocos diálogos.
Algo que la actriz encontró «muy interesante» porque daba como resultado escenas abstractas y muy genuinas, que hacían que su personaje casi se fundiera con el escenario.
Existe en la película una «línea difusa entre la realidad y una especie de ilusión» y es una historia compleja que le hace estar «aterrada» ante la reacción de la gente a esta extraña experiencia.
Pero fue precisamente ese elemento de desconocer las posibles reacciones y de no entender totalmente el comportamiento de su personaje lo que le llevó a participar en el filme de Glazer ("Sexy Beast"). «Fue como una terapia», agregó sonriente.
Un filme que pese a estar protagonizado por una extraterrestre no es de ciencia ficción, pero tampoco un thriller. «De hecho no se puede clasificar en ningún género y no tiene una moralidad específica».
Una experiencia diferente que es precisamente lo que busca la actriz en cada uno de sus trabajos, «un tipo distinto de desafío», que en «Under the skin» se basaba más en las sensaciones, según explicó el realizador.
Glazer también busca desafíos personales y profesionales en cada nuevo proyecto y en esta ocasión lo encontró en el libro de Michel Faber del mismo título, una «historia perfecta que obligaba a buscar un lenguaje visual diferente».
Un filme sobre el sexo, el amor, la vida, la muerte. Sobre todo y sobre nada al mismo tiempo, afirmó el realizador, que lo que quería era mirar el mundo a través de los ojos de la protagonista.
Tanta distancia ha puesto el realizador que ha hecho que «Under the skin» resulte fría, con poca personalidad y perfectamente olvidable, con una parte de la acción que se desarrolla en unos decorados futuristas que aparecen de la nada.
Ni siquiera se aprovecha de los bellos paisajes escoceses, aunque sí del duro acento escocés porque a Glazer le parece estupendo que algunas partes de los escasos diálogos del filme sean totalmente incomprensibles.
Casi dos horas de metraje para contar una historia vacía que parece creada por el director para aprovechar la belleza y la desnudez de Johansson.
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