¿Y los hijos de los duques de Palma? Pues no estaban, ya que seguramente siguen en Washington, lo que hace suponer que asistirán a un próximo cursillo, seguramente el que se desarrolle una vez que haya finalizado la Copa del Rey.
A poco de colocarse los chalecos, Froilán y su hermana entraron en faena, cada uno en su grupo, arrastrando la embarcación hasta el mar. Ambas se diferenciaban por el color de las velas, anaranjada la de Froilán y su compañero, y azul y roja la de Victoria Federica y compañera. Froilán, algo cohibido por la presencia de los fotógrafos, que a una distancia más que considerable daban fe del acontecimiento, pidió a uno de los escoltas que nos trasmitiera sus deseos de que no le hiciéramos fotos. «Entiendan que están sin sus padres», nos dijo éste. Al rato se hicieron a la mar. Los naranjas se dirigieron hacia un lugar del campo de entrenamiento, los rojiazules, hacia otro. A media tarde regresaron a puerto, hasta donde pasaron a recogerlos la Reina y la Infanta.
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