Mediante un breve comunicado colgado en su página web y publicitado a través de las redes sociales. Esta ha sido la forma en cierta manera paradójica escogida por la mítica banda Extremoduro para anunciar su adiós. Un adiós discreto, sin hacer mucho ruido, de los mismos que irrumpieron al principio de la década de los noventa del pasado siglo en el panorama nacional del rock español como un elefante en una cacharrería. Acaparando todas las miradas, muchos elogios, y algún que otro odio y recelo.
Extremoduro ha dado a conocer a sus miles de acólitos repartidos por todo el mundo que se separan, lo dejan definitivamente después de mucho tiempo sin dar apenas señales de vida. De vida musical, se entiende, aunque por libre cada uno había ido haciendo camino.
La formación liderada por Robe Iniesta desde sus andanzas iniciales, allá por un lejano 1987, y hasta el final ha querido trasladar los motivos de su decisión a sus seguidores de primera mano, y a ellos les piden comprensión.
«Para trabajar de la manera en que nosotros hemos trabajado tanto tiempo, es imprescindible tener una compenetración muy muy especial. Ahora, esa compenetración tan difícil de conseguir y mantener, aunque existe, no es la misma».
Para que lo construido no se eche a perder y «para quedarnos siempre con el recuerdo de tantos años felices» sus componentes ponen fin a su trayectoria musical en común. «Nos parece lo más honesto», apuntan, aunque aseguran que «seguimos y seguiremos siendo compañeros de viaje, aunque de otra manera, pero siempre compañeros».
La última vez que pudimos ver a Extremoduro en Mallorca fue en el año 2014, en Son Fusteret, en el marco de la gira promocional de su último disco de estudio, Para todos los públicos, aunque en no pocas ocasiones se dejaron caer por la Isla. Para los nostálgicos vale la pena recuperar una actuación en el pub El Barco con Guadaña, en el año 1992. La calidad no es la mejor pero uno siente una cierta morriña viendo las imágenes de la actuación, incluido el cartel, con entrada anticipada a 1.000 pesetas.
Su rock transgresivo evolucionó partiendo de sus raíces extremeñas, y la vida llevó a Iniesta a mudarse al País Vasco, aunque más tarde en su tierra le concederían el mayor reconocimiento institucional que se le puede dar. La gente, en los conciertos, ya le había dado el suyo mucho antes.
Su periplo musical no se entendería tampoco sin la relación con otros artistas, como Fito Cabrales en su faceta de Platero y tú, con quien los Extremoduro compartieron disco y proyecto un tiempo, además de colaboraciones puntuales, como en Golfa, uno de sus temas más destacados.
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