—Gracias por dedicarnos parte de su valioso tiempo y por prestarse a ser Sardina Negra al aire libre ahora que ha llegado el fresquito del invierno...
—Encantada. Y sin problemas, afortunadamente no soy nada friolera.
—Usted es una de las caras más visibles de la Asociación Pitiusa de Ayuda de Afectados de Cáncer (APAAC). Hay muchas asociaciones en Ibiza que buscan ayudar a las personas que sufren esta enfermedad pero, ¿qué tiene la suya para ser diferente?
—Bueno yo soy la administrativa de la asociación y la encargada de organizar los eventos pero el presidente es Luis Cros. Él fue el que creó la asociación hace dos años tras una excisión que hubo en la junta de la delegación de Ibiza y Formentera de la Asociación española contra el cáncer (AECC). Su intención y la de los que trabajamos en APAAC es que el dinero que se consiga en las Pitiusas con campañas y otras acciones se quede directamente en los afectados por cáncer de nuestras islas. Normalmente se va todo a Palma o la Península y eso no puede ser.
—¿Y eso cómo se logra?
—Pues con esfuerzo y paciencia porque hay muchos trámites que solucionar.
—Usted trasmite pasión por su trabajo. ¿Cuánto tiempo lleva en APAAC?
—(Risas). Gracias. Pues trabajando con la asociación no mucho, apenas seis meses. Cuando se produjo la excisión de AECC yo me uní a APAAC como voluntaria porque entonces trabajaba en una residencia para personas mayores. Luego, un día recibí una llamada porque necesitaban una administrativa y organizadora de eventos y no lo dudé. Eso fue hace seis meses y allí sigo...
—¿Cuántos trabajan en APAAC?
—Pues Luis Cros, que es el presidente, Marta Vilás, Bea, que es la psicooncóloga, y Franck, que es el asistente social. Además hay más de treinta voluntarios.
—¿Es duro trabajar con gente que se puede morir en cualquier momento?
—Yo no trabajo directamente con ellos pero no es más duro que otra gente. Yo perdí a mi padrastro en octubre por esta enfermedad y aunque fue duro al final te vas haciendo fuerte. Hay que afrontar el trance con alegría y energía para que la pena no te pueda.
—Escuchándola y viendo su trayectoria... parece que estaba destinada a trabajar por los demás...
—(Risas). Pues puede ser. Lo mejor de todo es que me encanta mi trabajo y lo disfruto muchísimo cada día.
—¿Hace mucho tiempo que se dedica a esto?
—Si te digo la verdad hace casi cuarenta años (Risas). Actualmente tengo 45 años y creo que yo ya ejercía de voluntaria cuando estaba en el colegio. Me acuerdo que a la hora del recreo yo dejaba de jugar con mis compañeras para escaparme y ayudar a las profesoras que daban clase en lo que entonces se llamaba Preescolar. (Risas).
—Pues menuda trayectoria...
—(Risas). Y lo que queda. Con 14 años comencé en una guardería en la que estuve trabajando quince años hasta que un cambio en la normativa me obligó a marcharme. No me importó porque luego hice un curso del Consell d'Eivissa y empecé en una residencia para personas mayores donde he pasado unos años maravillosos hasta que me cambié a APAAC.
—¿Mayores y pequeños son muy diferentes?
—¡Qué va! Son muy parecidos porque los mayores también necesitan ese cariño continuo que por unas cosas o por otras no les pueden dar sus familiares.
—Tengo entendido que su paso por allí la marcó...
—Sin duda. Fue una etapa maravillosa porque conocí a gente increíble que me marcó de por vida. De hecho, el día de Navidad mis antiguas compañeras me llamaron para que merendara con ellas. Y eso para mí fue increíble.
—¿Y por qué se cambió?
—Porque pensé que era necesario probar cosas nuevas aunque supusiera dejar un trabajo fijo. Me lo pensé mucho pero decidí apostar por mí y por ser más feliz en la vida y, sin duda, lo he conseguido. (Risas)
—Sinceramente, la admiro muchísimo. No se entienden trabajos y trayectorias como la suya sin vocación de por medio...
—Gracias (Risas). Sí, yo soy totalmente vocacional. De hecho, mi marido me llama cariñosamente Teresa de Calcuta y me dice que me dedique más tiempo a mí. Pero no puedo porque me hace feliz trabajar por los demás.
—Es que es voluntaria en muchas más cosas...
—La verdad que sí. Recientemente también he estado ayudando al Banco de Alimentos pero esto me fastidia porque no sólo hay que ayudar en fechas señaladas sino todo el año.
—Es verdad. Nos han dicho que tiene una hija bailarina. ¿Hacemos carrera con ella?
—(Risas) Es cierto. Pues a ver. Se llama Sara y canta y baila todo el tiempo. Está en la academia de Davinia Van Praag y está encantadísima.
—¿No se anima a hacer pareja con ella?
—(Risas) Quita quita. A cantar aún me animaría pero a bailar ni en broma. Eso sí, lo haría en casa, sin gente de por medio. (Risas)
—¿Por qué no? Creo que se le da muy bien el yoga.
—(Risas). Hago lo que puedo. Lo practico en casa y ya voy haciendo algunas posturas como el pino o el pino puente.
—También sabemos que su padre puso en marcha la primera tienda de electrodomésticos de Ibiza.
—Es cierto. Se llamaba Jota Vicente y estaba en la calle Felipe II de Ibiza. Allí vendieron los primeros vídeos BETA de Ibiza.
—Era muy polifacético. También fue presentador...
—(Risas) Sí. Durante unos años junto a Carlos Salas presentó el concurso de Miss y Mister España. De hecho, gracias a él durante un tiempo y como afición fui modelo.
—¿Y no ha pensado seguir sus pasos?
—¡Qué va! Ya con las galas que organizamos para recaudar fondos me vale. Con eso mato el gusanillo.
—Hablando de galas. Organizaron una en Destino que fue un éxito. ¿Es complicado organizar algo así?
—Si salió bien fue también gracias a todo el personal del Destino, a Agustín Prades y al ilusionista Anthony Blake. Y menos mal, porque los días previos fueron muy ajetreados.
—La sociedad pitiusa siempre responde.
—Eso es cierto. Pero no sólo los famosos. Para mí los importantes no son sólo ellos sino todos los que se gastan 60 euros en la cena benéfica o aquel que aporta su granito de arena para ayudar a cualquier asociación, sea cual sea el campo en el que trabaje.
—Y ya la última: ¿Qué eventos tienen preparados en un futuro?
—Pues dos cenas solidarias con fecha aún por confirmar y el 3 y 4 de febrero hemos organizado una jornada solidaria en Sant Josep con comida en el colegio L'Urgell, mesas informativas, conferencias, regalos y peluqueros solidarios.
PEQUEÑA BIOGRAFÍA
María José Albert Delgado nació en Ibiza el 20 de octubre de 1972.
A los 14 años comenzó a trabajar en una guardería donde estuvo 15 años.
Después trabajó como auxiliar en una residencia para personas mayores durante 10 años.
Desde hace seis meses desarrolla su labor profesional como administrativa y organizadora de eventos en la Asociación Pitiusa de Ayuda a Afectados de Cáncer (APAAC). Antes ya llevaba dos años como voluntaria.
Sus aficiones son el voluntariado, el campo, pasar tiempo con su familia y caminar.
A FONDO
✎UN LIBRO. ‘El niño con el pijama de rayas', de John Boyne
✎ UNA PELÍCULA. Intocable
✎ UNA SERIE. Modern family
✎ UN GRUPO. El brasileño Roberto Carlos
✎ UN COLOR. El violeta
✎ UN PLATO DE COCINA. La pasta
✎ UN DEPORTE. Caminar
✎ UNVIAJE QUE NUNCA OLVIDARÁ. Egipto
✎ UN LUGAR DE LA ISLA DONDE SE PERDERÍA. La zona de ses Salines
✎ UNA MANÍA. La perfección
✎ UN DEFECTO. En ocasiones soy muy gritona
✎ UNA VIRTUD. El voluntariado
✎ UN SUEÑO POR CUMPLIR. Viajar a África
✎ ALGUIEN A QUIEN ADMIRE. Mi marido
✎ TE HUBIERA ENCANTADO SER... Lo que soy. Madre, amiga y esposa
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