Sumergido en el sinfín de labores organizativas que esconde el festival de música Sueños de Libertad, Adrián Rodríguez sigue soñando con que crezca cada vez más, con que sea una fecha ineludible en el calendario de los festivales musicales más destacados a nivel nacional, quizás el que abra la temporada de festivales, y donde siempre prime la calidad. Contento con el cartel final donde resuenan los nombre de Leiva, Amaral, Iván Ferreiro, Amparanoia, Sidionie, De Pedro, Fantastic Negrito, Miguel Campello o, como no, Statuas d Sal entre otros muchos, asegura que tan solo le hubiera gustado algún otro nombre internacional. Rodríguez no esconde los nervios ni el riesgo que conlleva un proyecto de semejantes características ni la alegría porque ya se hayan agotado las entradas del primer día del festival. Una nueva ubicación en la tercera edición de este evento, este año se celebrará en la platja de s'Arenal, y un día más para seguir soñando, como él mismo dice.

—¿Cómo nace el cartel de este año?
—Responde a distintos estilos musicales. Quizás el año pasado fue más rock y este año hay más variedad con el objetivo de llegar a más público. Me encantan todos los artistas que vienen, quizás me hubiera gustado algún otro nombre internacional, pero por tema de fechas y presupuesto será para el año que viene.

—¿Cómo van las entradas?
—Van bien. Mucho mejor que el año pasado. Las del cine Regio se han agotado, que ya estaban funcionando bien, pero al salir Amaral y Zenet en el cartel, se agotaron.

—¿Cómo valoran que el 80% de las entradas que se han vendido sean a gente que vendrá desde fuera de la isla?
—Internet marca desde donde se compran las entradas y estoy impresionado. Vendrá gente de París, Londres y muchas ciudades españolas. Creo que son muchas las personas que van a venir para ser abril y una edición joven. Estoy muy contento porque creo que también le vendrá bien a otras empresas como hoteles y demás de la isla.

—¿Cómo se organiza un festival de estas características en la platja de s'Arenal?
—Se ha realizado un proyecto, se vallará el recinto donde se ubicarán el escenario, las barras, las food trucks, la zona para el arte y hemos previsto un aforo para unas 5.000 personas.

—¿Qué significa que Sueños de Libertad tenga un medio de comunicación oficial?
—Pues significa que un medio nacional se ha interesado por nuestro festival porque ha visto que es la primera vez que en Ibiza hay un movimiento musical diferente. Yo creo que quieren estar en lugares en los que arrancan este tipo de eventos y desde el inicio. Nosotros estamos muy contentos con esta cobertura sin que nos suponga ningún coste. Han visto el interés que tiene y eso es genial.

—Al hablar de festivales que intentaran romper con la tónica habitual en Ibiza, es difícil olvidar el Ibiza 1,2,3 que trató de serlo, pero se quedó en una única edición, ¿qué considera que pudo fallar allí?
—Ojalá tuviera yo el presupuesto que tuvieron ellos. (Risas). Mi humilde opinión es que para hacer algo en Ibiza tienes que ser de la isla o llevar mucho tiempo en la isla porque hay que calcular muy bien las fechas, el público, etc. El Ibiza 1, 2, 3 se hizo en julio y coincidió con una final de la Eurocopa. Creo que lo que pasó es que pensaron que un evento en julio, en Ibiza, con muy poca antelación en la promoción, era sinónimo de éxito. No fue así. También tenía un aforo de 25.000 personas, muchas para Ibiza. Nosotros tratamos de ganarnos al público de la isla durante todo el año, que al final es el que vive aquí, y también al de la península, por supuesto.

—¿En qué momento y por qué se suma Statuas d Sal al cartel?
—Yo soy fan y me quedé con las ganas de trabajar con ellos. A Statuas también le apetecía formar parte de este proyecto y compartir escenario con las bandas que vienen. Es un guiño para que la gente de Ibiza sepa que este festival es para ellos y que entiendan que si quieren que tengamos eventos de estas características, tienen que apoyarlos. Estoy seguro de que muchos vendrán a ver a Statuas y les gustará lo que vean. Y salvo una gran subvención institucional, que no es el caso, estos conciertos requieren una entrada para poder existir.

—¿Hasta qué punto es necesario el apoyo institucional en este festival? y, ¿lo está recibiendo?
—Estoy muy agradecido a instituciones como el Consell d'Eivissa por el apoyo recibido, pero creo que no son conscientes de la importancia de este festival y de la necesidad de su ayuda para consolidarlo. En realidad, el apoyo es necesario los primeros años, la idea es que después funcione con patrocinadores y demás. Pero para avanzar y crecer, necesitamos una ayuda que quizás otros proyectos con menos proyección se la llevan fácilmente. Otras ciudades que tomamos como referentes culturales, sí que respaldan estos festivales, conscientes de que a medio plazo beneficiarán mucho a los ciudadanos, comerciantes y atraerán turismo.

—¿Qué sueño esconde este festival?
—Devolverle a Ibiza, aunque sea por tres días, algo de la esencia que tuvo antaño. Que vengan grandes artistas. Me encantaría que este festival se celebrara durante muchos años. También que escondiera calidad, que no fuera tanto para masas, que no es el caso de Ibiza, pero que primara la calidad ante la calidad.

—¿Qué es lo que ha aprendido en otras ediciones que mejorará en esta tercera?
—La nueva localización en la platja de s'Arenal es la que necesitábamos, al aire libre. En general estamos más tranquilos a nivel burocracia y montaje. En esta nueva localización tendremos más tiempo, una semana y media, para montarlo todo y no fallará nada.

—¿Por qué Sant Antoni y no Ibiza?
—Porque he notado el cariño de verdad del Ayuntamiento de Sant Antoni. Son los únicos que creen y están apoyando al proyecto, los únicos que han estado en el festival y ya han comprado su entrada.

—El año pasado soñaba con que este festival se convirtiera en un evento balear, ¿sigue con el mismo sueño?
—Pues ha cambiado porque ya es un festival nacional y no lo digo yo, son comentarios de los medios nacionales que se hacen eco del evento. Ya se ha logrado una imagen superior a la que yo esperaba. Me gustaría que fuera una fecha fija en el calendario de los festivales nacionales, quizás la que abriera la temporada.