Su siguiente paso fue trabajar en la primera estación marítima de Eivissa y Formentera, justo cuando se inauguró, ya que necesitaban gente. «Estuve todo el verano trabajando y ahí descubrí la hostelería fuera de casa», algo que aún le gustó más. Sin embargo, y aunque esta ha sido su principal profesión, Pere hizo un paréntesis para irse a estudiar Magisterio a Palma, carrera que no llegó a terminar ya que le tocó mili por sorteo, «el primer año había pedido excedencia por estudios y salí libre, pero en segundo me tocó y me marché a hacerla».
El destino fue Zaragoza, «ni sabía dónde estaba», él siempre había vivido en las islas, pero el hecho de trasladarse a la península abrió un nuevo camino que no imaginaba que le fuera a gustar tanto. «Recuerdo que pregunté si podía cambiar y me dijeron que al terminar la instrucción podría pedir otro destino, pero cuando me tocó aviación y me preguntaron si quería hacerlo en Palma decidí quedarme en Zaragoza. Fue increíble, estuve en la base americana con el cargo de Auxiliar Power Unity, me lo pasé en grande y aprendí mucho».
Tanto le gustó Zaragoza que tras terminar la mili, y sin ningún plan en mente, decidió quedarse allí y volver a hostelería. «Estuve un tiempo en una cafetería, pero de repente me ofrecieron trabajo en un restaurante de lujo. Empecé por lo más raso: ayudante de camarero, camarero y maître de suplencia». Paso a paso fue haciendo carrera en este campo en el que terminó trabajando entre fogones.
«Monté un local de tapas para mí donde estuve cuatro años trabajando con los sufrimientos de llevar tu propio negocio», pero también con sus satisfacciones. Aunque planeó estar como maître le tocó terminar en la cocina, donde desarrolló todo su potencial como chef.
«Como yo digo, ‘entré en la cocina por la puerta de atrás', no sabía ni hacer un guiso… pero soy bastante creativo e inventé muchos platos y se me dio bien». Reconoce que se le resisten las recetas tradicionales como las lentejas, que aprendió a hacer recientemente, «no sé cocinar arroz ibicenco pero puedo hacértelo de cualquier otro sabor».
Estuvo también en un afamado local de tapas, donde se colocó al frente de la cocina y consiguió que apareciera en las menciones de la Guía Michelin, «para mí era demasiado tradicional y yo me inventé platos raros». Además, también le presentaron a un concurso como maître, donde quedó segundo, mientras que a nivel nacional quedó séptimo sin haberse apenas preparado. También montó un restaurante en Madrid, donde iban bastantes famosos de la noche madrileña, «allí tuve que formar a todo el equipo y la verdad es que lo pasé muy bien al principio», pero terminó volviendo a Eivissa por motivos familiares y ya se quedó aquí. Una vez de vuelta en la isla se ha centrado en otros proyectos, como retomar su pasión por la fotografía y encontrar otro trabajo, primero repartidor de prensa y ahora organizador del equipo de repartidores. Aunque ya no se dedique a la hostelería es algo a lo que siempre estará unido, de hecho, es el cocinillas de su casa. Junto a su mujer, Chiqui, se dedica ahora a realizar viajes gastronómicos por España, durante sus vacaciones, «nos gusta ir a restaurantes premiados con Estrellas Michelin, probar platos y darles luego la vuelta en casa. La hostelería la llevo dentro, pero ahora la disfruto al otro lado de la barra», concluye Pere.
PERFIL
NOMBRE:
Pere Planells
EDAD:
48 años
NACIDO EN:
Eivissa
PROFESIÓN:
Chef
PERFIL:
Tras varios años en la hostelería ahora realiza viajes gastronómicos para probar restaurantes con Estrellas Michelín.
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