Entre Gyarados o Vapore, que son los más difíciles de encontrar; Pikachu, que ya sería uno bastante bueno y las pokeball o las pokeparadas anda el lenguaje que hablan ahora los jóvenes y no tan jóvenes sumergidos en el fenómeno mundial de los Pokemon. Una moda que ya ha llegado a la isla y lo ha hecho con mucha fuerza. Los interesados la conocen muy bien y hace días que comenzaron a salir a cazarlos.
«Tienes que ir caminando e ir atrapando los Pokemon, lanzando las pokeboll, que son como una bola para cazarlos. Según como sea de bueno el Pokemon puedes lanzarle frutas para que te quiera más y así lo puedas atrapar mejor», contaba ayer uno de los jóvenes jugadores que andan por la ciudad estos días tratando de hacerse con estos personajes virtuales.
Los Pokemon campan a sus anchas libremente de modo virtual, eso sí, pero lo hacen por calles y carreteras, playas e incluso por las casas. Cada uno tiene sus preferidos, aunque unos son más preciados que otros. Y eso va en función de la facilidad que de el juego para encontrar a los muñecos.
Pero no queda ahí la cosa, el juego va a más y ofrece la posibilidad de encontrar gimnasios para los cazados y allí entrenarles o puntos estratégicos del juego repartidos por doquier. Este es el motivo de que los entrenadores Pokemon acuerden puntos de encuentro para jugar.
Aunque también, y ya de modo menos divertido, se puede ver a algunos jóvenes estos días por la isla absolutamente inmersos en su videojuego del móvil sin atender al mundo que les envuelve o a si están en una vía transitada por coches que les puedan atropellar o no. Así lo han declarado varias personas en la isla que han sentido el peligro de poder dañar a estos intrépidos jugadores que circulan sin atender a por dónde caminaban.
Un videojuego que tiene sus pros y sus contras, pues también el Fiscal de Menores advirtió ayer de que se están dado casos de robo utilizando Pokemons a modo de «cebo».
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Y los tontos también.