El día de ayer se despertó tonto. Nublado, con viento y con lluvia. Por ello, a eso de las diez de la mañana muchos temieron que la rua de Eivissa, la más multidinaria de la isla, no se pudiera celebrar dando al traste con tantos meses de trabajo y ensayos. Pero no, finalmente, el mal tiempo no pudo con fuerza del Carnaval y el desfile se celebró, llenando un año más las calles de Vila de personas de todas las edades deseosos de ver lo que habían preparado asociaciones, grupos, colegios o escuelas de baile para esta ocasión.
Sin embargo, y aunque casi dos mil personas dieron lo mejor de sí con sus trajes, disfraces y coreografías, desafiando a las bajas temperaturas y al fuerte viento, en la rua de este año se echó en falta algo más de originalidad y más sentido crítico entre los participantes. Y es que sólo los miembros de la Associació de Cartaginesos i Romanos y el Colegio de Sa Bodega se salieron del guión establecido. Los primeros lo hicieron con su comparsa La mar cagada, en la que el dios Neptuno, su pareja y unos originales y divertidos animales bailaron a todo ritmo mientras su carroza arrastraba el emisario de Talamanca, y los segundos con Sense llum al pati, en la que pedían luz para que sus estudiantes pudieran ver y no se quedaran sin dientes, vestidos precisamente de incisivos, colmillos, caries, dentríficos e, incluso el famoso Ratoncito Pérez.
Mucho antes, a eso de las 11.45 horas, los encargados de abrir la comitiva fueron los jóvenes del Centre de Creació Jove C19 de Vila con una comparsa basada en todo lo que rodea a la conocidísima prueba hípica inglesa de Royal Ascott y que no entraba en concurso. La que si lo hizo y consiguió doble premio – el de Mejor dirección artística y el segundo en la categoría de Academias de Baile – fueron los cientos de guerreros escoceses de la película Braveheart y de la Academia Davinia Van Praag, y entre los que llamaron especialmente la atención los que cerraban la comitiva, miembros del gimnasio Crossfit, y que fueron empujando un enorme neumático durante todo el recorrido mostrando su fortaleza física.
Apuesta por el cine
Los miembros de esta academia no fueron los únicos que apostaron por el cine para sus disfraces y coreografías. Por ejemplo, la Asociación de Vecinos de San Pablo devolvió a los espectadores con su original carroza y sus bailes a mediados de la década de los noventa, cuando Terence Stamp, Hugo Weaving y Guy Pearce descubrieron a muchos españoles que eran las Drag Queen.
También viajaron hacia atrás en el tiempo, concretamente hasta 1987, los miembros de la academia Puro Ritmo y su adaptación de la película Dirty Dancing con una carroza donde sonaba su mítica banda sonora y donde iban dos cantantes y dos bailarines, lo más parecidos posibles a Jennifer Grey y Patrick Swayze, y tras ella decenas de bailarinas con trajes sencillos.
Mientras, la academia de baile Paso a Paso apostó por una superproducción. En este caso por la saga Piratas del Caribe con una comparsa donde estaban todos los personasjes de las películas, zancudos, malabaristas, disfraces muy elaborados y una cuidada coreografía. Y, de modo más artesanal y también más divertido, llegaron desde una galaxia muy lejana los Jedi del colegio L'Urgell. Al igual que hicieron el sábado en la rua de Sant Jordi, gracias a su derroche de imaginación y creatividad en sus disfraces estos peculiares soldados imperiales, pilotos de combate, princesas Leias con ensaimadas de verdad sobre sus peinados, C-3PO, Chewbacca, Darth Vader e, incluso, el enorme Jabba el Hutt y su peculiar bailarina, peluda y con barba, fueron de los más fotografiados de la jornada.
Vikingos, samurais y valientes
Sin embargo, estos peculiares jedis no fueron los únicos guerreros que desfilaron ayer por las calles de Eivissa. La Asociación de Vecinos de Cas Serres se transformaron en vikingos durante unas horas, con divertidos trajes y con una coreografía en la que primaba el buen ambiente y que destacaba especialmente por no existir; los miembros de la Apima de Can Cantó se convirtieron en peculiares soldados que parecían inspirados en la serie Caballeros del Zodiaco; y la Amipa del colegio S'Olivera, sorprendió con su comitiva de Samurais rojos que pedían la paz con unos elaborados trajes y armaduras mientras sonaban los tambores del grupo Esperitrons.
También destacó la particular tribu africana de la Asociación de Vecinos de Es Clot, quienes llamaron la atención con sus originales disfraces y sus maquillajes que parecían sacados de una película; los miembros de la academia de baile APE Dream Dance, quienes vestidos todos de dorado iban barriendo las calles mientras desarrollaban una elaborada coreografía para pedir que cuidáramos más nuestro planeta; y los peculiares personajes salidos de la novela Don Quijote de la Mancha de los miembros de La Colla de Sant Jordi de Ses Salines, y en los que no faltaba nadie, ni por supuesto Don Quijote, Sancho Panza, Rocinante o Dulcinea ni, el propio escritor, muy bien caracterizado y cargado todo el desfile con su atril y su pluma.
Y entre el resto de participantes un poco de todo. Cachirulo apenas aportó una furgoneta surfera hecha de globos mientras una interminable comitiva de surferos de la Banana Dance Studios bailaban con sus tablas sobre las calles; Piruleto bailó con Blancanieves y sus amigos de cuento; los miembros del colegio de Can Misses apostaron por los juegos de antes y de siempre disfrazados de cometas, caballitos de madera, marionetas, recortables o rayuelas; los bailarines de Estudio Capricorn celebraron su treinta aniversario con una comparsa que no entraba en concurso y en la que regresaban a los años 30 con una brillante coreografía y unos sencillos disfraces, o los escolares, padres y profesores del colegio de Can Guerxo, que lucieron unos originales emoticonos de distintos colores y formas inspirados en la aplicación para teléfono móvil WhatsApp.
Pequeños grupos originales
Mención aparte merecieron algunos pequeños grupos que se animaron a participar en desigualdad de condiciones. Por ejemplo, gustaron mucho Freak Eurovisión, una pequeña comparsa donde estaban los personajes más sorprendentes que han pasado por este festival en los últimos años; los jóvenes de Ibiza horror story inspirados en la serie de televisión American horror story, con unos actores muy metidos en su papel; Pequegrandilandia con todos ellos vestidos en pañales desafiando al frío; Las viciosas del café del Club de la Tercera Edad de Sant Jordi, y por supuesto, unos de los más marchosos de la jornada, los escolares de cierta edad del grupo de A Tutiplen que a ritmo de batucada animaban a seguir estudiando sin importar la edad.
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