Un nuevo cachorro a muchos perros mayores les devuelve la vitalidad, pero debemos de tomar ciertas precauciones para que esta introducción sea adecuada.
La mejor edad para la llegada de un cachorro a casa son las 7 semanas. A esta edad el perro ha aprendido ciertas pautas de comportamiento con su madre y sus hermanos y está en pleno periodo de socialización que lo hace muy receptivo a aprender y asimilar situaciones nuevas. Este periodo de socialización llega a los 4 meses, la introducción de un cachorro que no esté bien socializado posteriormente a este periodo puede ocasionarnos problemas.
Hay que controlar las presentaciones. Al principio siempre debemos estar presentes, el cachorro no entiende el lenguaje corporal de los perros y las señales de calma o amenaza, debe aprender cuando el otro perro quiere contacto, juego o cuando quiere estar tranquilo o no quiere que se acerque a su comida y debido a la diferencia de tamaño entre el adulto y cachorro, para evitar que le haga daño o que tenga una experiencia negativa en esos primeros contactos.
Hay puntos críticos que debemos de respetar. El sitio de descanso, la prioridad al comer y la atención del propietario son situaciones en las que podemos tener problemas ya que el perro adulto querrá imponer su autoridad. Debemos siempre dar preferencia al perro adulto y darle tiempo al cachorro de que aprenda las rutinas y las jerarquías dentro de la casa, las terminará aceptando e integrándose.
Hemos de asegurarnos que tanto el perro adulto como el cachorro están debidamente vacunados y desparasitados para prevenir el riesgo de contagio de enfermedades infectocontagiosas.
Por lo que respecta a la llegada de un bebé, un perro sano y bien cuidado raramente constituirá un riesgo sanitario para el bebe, con lo cual no es necesario tenerlo separado, puesto que el perro forma parte de la familia y en poco tiempo será también muy importante para el bebé. La llegada del bebé debe ser preparada antes del nacimiento. Una buena educación, unas normas de convivencia como no saltar encima de la gente, no subirse al sofá o a las sillas, habituarlo a los nuevos muebles del bebé como la cuna, carrito o bañera, en resumen comenzar con la habituación al cambio de manera progresiva para minimizar el estrés.
Deje que el perro se siente a su lado mientras atiende al bebe y háblele con normalidad. Tenga en cuenta que el llanto de un bebé puede ser un sonido totalmente nuevo para el perro y puede transmitirle estrés o miedo. No permita que el perro lama al bebé ( es antihigiénico), pero si que se acerque con cuidado. Nunca deje a su perro solo en casa, el coche o el jardín con el niño, sobre todo cuando el niño empieza a gatear y moverse por todas partes. Enseñe al perro a diferenciar claramente entre sus juguetes y los del niño.
Con estos sencillos consejos la llegada de un cachorro o un bebe a casa no nos supondrá ningún problema.
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