Así, a la hora convocada solo había en la plaza del parking cinco carros de la Associació de Carreters de Sant Josep y una decena de niños ataviados de con las indumentarias tradicionales del campo ibicenco. Algunos de sus padres también vestían las prendas típicas, dando un quebradero de cabeza a más de uno: «¿Com es cala sa toca?», preguntaba uno de ellos.
Mientras tanto, otros, los que iban de paisano, no dejaban de tomar fotografías. «¡La importante es la del periódico!», gritó una niña, provocando una carcajada generalizada.
Una vez listos, partieron hacia es Pou des Rafals, donde ya les esperaban un centenar de personas.
Algunos se encontraban reunidos en una feixa, donde se disputaba un campeonato de tir amb bassetja, cuya diana iba sonando sordamente con cada acierto.
La llegada de los carros generó mucha expectación y provocó que los asistentes se arremolinaran alrededor de los carros, cuyos caballos iban a participar en una demostración de trillado de paja y grano, la gran novedad de esta edición de la tradicional fiesta agustinera.
Uno de los miembros de la Colla disculpó a los caballos: «No están muy acostumbrados a esta labor». Sin embargo, maravillaron a los niños, llenaron de curiosidad a los adultos de mediana edad y humedecieron los ojos de los mayores, que recordaban que en su finca también utilizaban una perxa atada al equino para efectuar estas labores del campo.
Más tarde, tendría lugar una competición de pouar la cama, en la que todos temían la posible visita de Vicent ‘Palermet', dominador de la especialidad. Una ballada de la Colla des Vedrà pondría fin a estos tradicionales festejos.
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