La actuación, incluida en el Festival Cultural Nits de Tanit, se convirtió –en consonancia con su trayectoria– en un dulce alegato por la paz. Así, con candor y vitalidad a la vez, Noa propuso el amor y la fraternidad como ingredientes imprescindibles para tender un puente entre los pueblos que viven enfrentados.
Conocida por el gran público por poner la voz a la banda sonora de La vida es bella, la israelí provocó un aplauso de bienvenida cuando apareció en el sobrio e intimista escenario de la comandancia.
Arrancó con versión de Gilberto Gil titulada Shalom (paz, en hebreo) y siguió con los ritmos brasileños con Happy Song, ambos temas de su último trabajo. Al rato, combinó voz y percusiones para conquistar definitivamente al público con I don't know, de su repertorio más antiguo. Con este tema, consiguió que el público coreara el estribillo antes de saludar al respetable en su lengua. «¿Spanish? ¿Catalan?», preguntó ella. «Ibicenco», respondieron los asistentes. «¿Una variante del catalán?», insistió Noa. Ante el sí del público, sentenció la artista: «Bona nit».
Una broma sobre el ocio nocturno ibicenco surtió su efecto y, ya entregado, el público agradeció sus homenajes a Pat Metheny, que compuso para ella Eternity and beauty; al papa Juan Pablo II, ante quien actuó en múltiples ocasiones, con Don't be afraid; a Joaquín Sabina, con quien ha grabado You-tu; y a Joan Manuel Serrat, con Es caprichoso el azar.
El próximo sábado se cerrará en el mismo escenario la segunda edición de Nits de Tanit con el espectáculo de danza Encres, a cargo del ballet de la Ópera de Lyon, que cuenta con dos bailarines ibicencos.
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