Ayer, cerca de un millar de personas rindieron homenaje a la patrona de los navegantes. La ceremonia dedicada a la protectora de los marineros dio comienzo a las 19.00 horas, con una misa oficiada por el Obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura.
El coro parroquial y la hermandad rociera pusieron las notas musicales a la eucaristía, mientras los asistentes no dejaban de abanicarse ante la ausencia de aire acondicionado. Quizás por ello, el obispo redujo la duración habitual de sus homilías y la procesión pudo arrancar antes de las 20.00 horas, llenando la comitiva la calle Ample en su recorrido hasta el puerto, un trayecto en el que no se cruzaron demasiados turistas, quizás ya ubicados en ses Variades para contemplar la puesta de sol.
Una vez en los muelles del paseo de ses Fonts, la gente se agolpó ante las tres golondrinas habilitadas por el consistorio. Los asistentes las fueron llenando hasta llenarlas hasta los máximos que recomiendan la seguridad. El Marina Princess –que portó la imagen de la Virgen- aceptó hasta 200 pasajeros. Otros 300 se repartieron entre el Capitán Nemo II y el Santa Ponsa. Habiendo aún decenas de personas por embarcar, dos buques se ofrecieron a llevar pasajeros. Así, el Tusa y el Maru embarcaron 100 personas más.
Al fin, salió la procesión, con las tres golondrinas, las dos naves incorporadas y otras 30 -entre llaüts, yates e incluso alguna moto de agua- que se añadieron al desfile naval. En pocos minutos, más de 30 embarcaciones salían de la Bahía de Portmany, entre ses Variades y sa Conillera.Los visitantes que ya llenaban ses Variades quizás no entendían tanto trajín de barcos frente a la costa, pero a buen seguro que más de uno suspiró aliviado al ver que no les impediría contemplar la puesta de sol, que todavía tardaría en ofrecer su espectáculo.
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