Ojalá se pudiera comprar el tiempo, nos mataríamos… Sería mágico, pero muy malo. Se nace para morir y con lo cual, la vida hay que aprovecharla hasta el último momento con ilusión de la buena». Así comienza el documental Pacha, el Arquitecto de la Noche dirigido por Miguel Bardem y producido por Shine Iberia en el que el magnate del Grupo Pacha, Ricardo Urgell realiza un repaso a su trayectoria profesional con pinceladas personales propias, de su familia, amigos y personal de la marca de las cerezas.
El documental se estrenó el lunes por la noche en los cines Capitol de Madrid y fue todo un éxito. Cientos de rostros conocidos de todos los ámbitos de la sociedad no se quisieron perder la cita y llenaron de glamour el photocall de la entrada.
Así, se vió desfilar a Pocholo Martínez Bordiu y su hermana, José Coronado, Joan Gracia (miembro de Tricicle), Eugenia Martínez de Irujo, Cayetana Guillén Cuervo, Alex de la Iglesia y su mujer Carolina Bang, Laura Ponte, Nerea Barrios, Javier García Obregón, Cari Lapique y Carlos Goyanes, Caritina Goyanes, Fonsi Nieto, Gelete Nieto, Pablo Nieto, Andrea Pascual, la familia Tablada, Toni Caravaca, Alex Casademunt, Miguel Carrizo, Corina Randazzo, Alba Mesa, Ana Turpin, Iker Lastra, Alex Hafner, y así, otros muchos...
Pero de entre todos ellos, sin duda el que más flashes acaparó, a pesar de la discrección de la que siempre ha hecho gala, fue el propio Urgell. El catalán fue recibido entre grandes aplausos mientras hacía aparición acompañado de su mujer María Chaver, el director del documental, Miguel Bardem, Macarena Rey y su íntimo amigo, el excampeón mundial de motociclismo y ahora defensor de la causa de la Cantera de ses Planes, Ángel Nieto.
Ricardo Urgell, que llegó ataviado con traje oscuro y camisa blanca, hizo gala de su tradicional buen humor y gestualidad: «Se puede decir que soy un Pacha con patas, después de mis cuarenta y ocho años al frente pero ahora estoy un poco empachado, por comer tanto Pacha».
Mientras, cuestionado sobre sus próximos proyectos en Eivissa, el propio Urgell reconoció que ya «no tengo ganas porque ya no depende de mis hijos», al tiempo que aseguró que vivir «para disfrutar del mar, el campo, la montaña y la gente de la isla». «Todoslo que reúne la isla es mi vida y el amor de mi vida es Eivissa».
Además, el creador de Pacha aseguró a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA que «quizás ya no me apasiona tanto la noche ibicenca porque ha cambiado la forma de divertirse. Todo evoluciona y yo como soy mayorcito, la segunda parte ya no me divierte como lo hacía antes». Asimismo, confirmó que sueña con ser recordado como «el hombre que pasó gran parte de su vida, intentando hacer las cosas bien y honestamente».
En este sentido, mientras alabó a Formentera, «sin la que Eivissa sería coja», Urgell aseguró que la mayor de las Pitiüses antes era «como Blancanieves y los siete enanitos y ahora es sólo cachondeo, habiendo perdiendo su identidad porque se han hecho las cosas mal».
En el documental, el propio Ricardo Urgell se describe como «juvenil y discotequero» y señala que llamó a su barco El baile porque «mi vida es como un baile, así como un barco baila sobre el mar». También reconoce haber sido «más empresario que padre», y «un arquitecto frustrado», si bien el fotógrafo Toni Riera apostilla durante el film que «Ricardo tenía que haber sido arquitecto de interiores». E, incluso, asegura ser «muy bestia, por eso me gusta el mar, me agobia la tierra y me gusta desaparecer»" y sostiene que ha «vivido la fiesta pero no es mi hobby porque he vendido la peor droga, y el peor alcohol y por eso ahora muchos están en el psiquiatra».
Urgell en la intimidad
Por su parte, su mujer María Chaver define a su marido como terrenal y confirmó que aunque «seguimos por amor, le he hechado mucho de menos debido a su trabajo». Sus hijos también apuntaron tintes simpáticos. Así, Hugo Urgell asegura que su padre «se queja a todas horas», Panchi que «le gusta ir de Frank Sinatra» y la pequeña Iria se siente encantada con su padre.
Además, durante el metraje son varias las escenas que comparte con el motorista Ángel Nieto, al que Ricardo define como «el rey del cachondeo" y son constantes sus recuerdos iniciales en Madrid: «Tuve suerte de vivir en la capital de España porque era una ciudad con mucha golfería y muy divertida, aunque hay una parte gilipollas que no la aguanto, sobre todo la que me cerró el local pensando que podían hacer daño al que más poder tenía en la noche».
Asimismo, tampoco faltan las referencias a los años ochenta de Ana Torroja, Nacho Cano, Tomy Botas, Kike Sarasola y Martín Castaño, definido por José Coronado como «el San Pedro que te abría las puertas de la discoteca Pacha», y también hay espacio para el recuerdo en la figura del desaparecido Andy Mendoza, quien se llevó uno de los grandes aplausos de la noche.
1 comentario
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al margen de la guerra declarada con la competencia me parece muy sincero eso de que las discos, ahora, están orientadas a idiotas endrogaos con pastillas de diseño que ya ni bailan, solo se apretujan como sardina, levantan un dedo sellando nada y siguen el cunda cunda a base de saltos repetitivos. Osea sin pastillas no hay cielo.