María José Maestre, a sus 60 años asegura que siempre está «empezando» en el mundo de la poesía. Esta profesora de alfabetización, lengua y literatura en la Escuela Oficial de Adultos se considera aprendiza de poeta desde su «tierna infancia» y se define a sí misma como «habitante de mapas imposibles e infinitos».
—Aprendiza desde niña. ¿Por qué?
—Porque mis primeras letras estuvieron a cargo de mi madre, entre juegos, canciones y muchas poesías, como se llamaba entonces popularmente a los poemas. Y sin ir a la escuela, siempre libre por los campos y peligros de la vida rural de los años cincuenta y primeros sesenta. Luego, mi primera maestra, Margarita Ferrari, me llevó en sus brazos hasta la obra de su muy querido amigo y vecino Antonio Machado.
—Todo un privilegio crecer entre poemas...
—Sí, cada cumpleaños, fiesta, o duelo, era un poema aprendido de memoria y recitado en la aldea de mi niñez. Es más, los romances de ciego que mi madre aprendió en la post guerra eran aprendidos y recitados por nosotros. E incluso, las canciones y poemas de labradores y pastores que mi abuelo y mi padre recitaban de memoria tambien los aprendíamos. En cuanto te descuidabas allí había unos versos (risas).
—Una familia adicta a la poesía.
—Puede decirse así. Organizaba concursos con diez años junto a mi hermana, donde sólo participábamos nosotras y donde ganábamos siempre. Luego, a mi hermano pequeño lo volvimos adicto también.
—Con el paso de los años. ¿Siguió creciendo entre poemas?
—Sí. Con la adolescencia vino el redescubrimiento, el romanticismo y las inquietudes propias de la edad se convirtieron en torpes y sentidos poemas. Y luego llegó la necesidad de jugar más fuerte y el maravilloso encuentro, ya siendo más adulta, con talleres, grupos de escritura creativa y coqueteos con premios literarios humildes.
—¿Y a día de hoy?
—Pues a punto de jubilarme sigo aprendiendo y asistiendo a talleres y grupos de poesía. Ahora estudio con el buen hombre y mejor poeta, Ben Clark y con un grupo de locos que nos divertimos con estas cosas. Y van a tener que echarme porque soy una eterna estudiante repetidora (risas).
—¿Cómo ha cambiado la poesía?
—Es como preguntar, ¿ha cambiado la vida con el tiempo? Pues sí y no. Y no quiero, ni debo, ni sé decir qué es la poesía. Es tan inherente al ser humano como cualquiera de las otras formas de expresión y comunicación. Si las personas y las sociedades evolucionan, la poesía también lo hace.
—¿Por qué eligió poesía y no narrativa?
—Porque es lo esencial del lenguaje, un estallido, un fulgor. Está más cerca de aquello que no decimos habitualmente pero que todos sospechamos que late bajo la superficie.
—¿Se ve dedicándose a la poesía?
—Yo la practico, pero por lo que sé de mis amigos ganarse la vida escribiendo poesía no es fácil. Y la mayoría de poetas que conozco se han de buscar su pan y su techo con diversas y curiosas ocupaciones paralelas.
—¿Cree que es difícil publicar sin un nombre?
—Supongo que sí, pero no es exclusividad de la poesía. También hay excelentes artistas plásticos que nunca llegan a ser valorados ni cultural ni económicamente. Las sociedades modernas tienden a un arte y a una literatura de consumo inmediato, económica o políticamente rentables. Pero soy una firme defensora de que la poesía vive en la calle o no vive.
—¿Ha podido publicar algún poemario?
—Como militante de grupos y talleres que soy, he publicado en obras colectivas de relato y poesía. A nivel personal, he colaborado en revistas y otras publicaciones de forma asidua años atrás y participo en colectivos poéticos a través de Internet. Y ahora mentiría si dijera que no se me pasa por la cabeza publicar un poemario propio y creo que lo haré, pero jugando a la publicación o la autoedición.
—¿Entonces se le da a la poesía la importancia que merece?
—Es curioso y bastante contradictorio el tratamiento de la poesía en los medios de comunicación. Existen suplementos, secciones, anuncios, artículos publicados, que anuncian a bombo y platillo acontecimientos editoriales o promocionales pero luego no se corresponde con la presencia de lo poético en la vida cultural habitual. Por otra parte, su acceso fuera del ámbito académico o puramente literario no está de moda, ni creo que lo haya estado nunca.
La opinión de los libreros
PEDRO GONZÁLEZ / Librería Hipérbole
«Con la poesía no merece la pena hablar de ventas, de crisis, de lectores o de estadísticas»
Según el responsable de la librería Hipérbole de Vila,Pedro González, «con la poesía no merece la pena hablar de ventas, de crisis, de lectores o de estadísticas». Una categórica afirmación que justifica asegurando que «para un librero la poesía es un acto de fe, o se cree o no se cree en ella».
Dando un paso más, González asegura que todo en una librería «ha de ser poético» ya que este género «es una forma de vida, posiblemente uno de los últimos refugios de belleza dentro de un mundo que le da la espalda».Por ello, asegura que entiende que no venda poestía porque «hay que tener valor para detenerse y reflexionar, permanecer en soledad ante un poema y encontrar que no todo lo que hacemos está bien, dialogar con nosotros mismos y llegar a conclusiones que posiblemente no nos gusten».Incluso, González asegura que «somos demasiado narcisistas» para «ser valientes y abandonar nuestros hábitos diarios para sumergirnos en la contemplación del tiempo a través de unos versos».
Por todo ello, y siempre con una sonrisa, Pedro González asegura que «la poesía va estupendamente».
VICENT MARÍ COSTA / Llibreria Mediterrània Eivissa
«En Eivissa se hace un buen trabajo en la organización de recitales o actividades literarias y poéticas»
El joven encargado de la emblemática Llibreria Mediterrània de Eivissa cree que la poesía en la isla disfruta de «buena salud», gracias a que hay muchos autores que escriben y tienen la posibilidad de ver publicados sus poemas y a que la producción «es bastante importante, dado el tamaño que tiene la isla».Además, Marí destaca el «buen trabajo» que se realiza en la organización de recitales o actividades ligadas al mundo literario y poético a lo largo de todo el año, recalcando «la apuesta» de Editorial Mediterrània Eivissa por dar a conocer la obra poética de autores jóvenes y de otros con una extensa trayectoria a través de las colecciones de poesía como las forman parte de esta editorial.
Así mismo, «como librero» Vicent Marí destaca la gran aceptación que tiene entre los lectores la obra poética de Marià Villangómez, «gran referente de la literatura y la poesía catalana en Eivissa». Igualmente, recomendó a los compradores de PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA que lean a poetas ibicencos en lengua catalana como Bartomeu Ribes, Jean Serra, Toni Roca, Josep Planells, Carme Balanzat o Nora Albert, y otras nuevas voces poéticas y «de gran calidad» como Esther Serra.
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