El fuego se originó en una chabola provisionada con una cocina. Los enseres acumulados, la leña y la vegetación alimentaron las primeras llamas y generó una gran alerta ya que la humareda negra y las llamas estaban junto a la carretera y, lo peor, amenazaban las instalaciones de la central eléctrica.
Rápidamente se movilizó una dotación de cinco bomberos, las brigadas del Ibanat, efectivos de Emergencias, Policía Local y Policía Nacional.
Detención
En el lugar del incendio se localizó a un hombre «muy excitado, que hacía aspavientos y que estaba como jugando con el fuego», señalaron testigos presenciales. Al llegar los efectivos, el hombre trató de huir pero fue interceptado por los agentes de la Policía Nacional que lo trasladaron para realizarle un reconocimiento médico y comprobar su estado mental ya que estaba «muy violento».
Paralelamente, las llamas avanzaban por el solar abandonado donde estaba la infravivienda. El fuego era atacado desde dos frentes. Por un lado los bomberos, que lanzaron más de 14.000 litros de agua. En otro frente se localizaron los efectivos del Ibanat, quienes contenían las llamas que se acercaban peligrosamente a las instalaciones de la central eléctrica. De hecho, algunas llamas traspasaron la valla metálica y fueron acotadas a escasos dos metros de una base de transformadores.
Las llamas quemaron una zona donde se acumulaban tubos y otra serie de bobinas.
En paralelo a los trabajos de los equipos de extinción, los agentes de la policía controlaban el tráfico por la zonas más próximas al incendio que generó un gran sobresalto entre los trabajadores del polígono.
Los trabajos de extinción se prolongaron por espacio de más de una hora ya que había que refrescar y asegurar la zona más próxima a los elementos eléctricos afectados por las llamas.
Quejas vecinales
Los trabajadores de las empresas más próximas al escenario del incendio destacaron la rápida actuación de los equipos de emergencias ya que las «llamas eran muy altas y avanzaban a gran velocidad».
Asimismo, denunciaron el hecho de que con la proliferación de estas casetas se aumenta el riesgo de sufrir accidentes como el ocurrido ayer y que mantuvo en jaque a los bomberos y las brigadas del Ibanat durante más de una hora de intenso trabajo para controlar unas llamas que avanzaban por el terreno.
«Estas chabolas son auténticas bombas de relojería porque se instalan en zonas con vegetación para quedar escondidas», señalaron los vecinos consultados, quienes añadieron que en la caseta había una «gran cantidad de trastos almacenados».
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