Las autoridades de Catalunya, con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, al frente, así como compañeros de las trece estudiantes fallecidas en el accidente de autobús de Freginals (Tarragona) han guardado este lunes junto a centenares de personas cinco minutos de silencio en homenaje a las víctimas.
Con un respetuoso silencio solo roto por las notas de «El Cant dels Ocells», las centenares de personas han rendido homenaje a las universitarias fallecidas, en presencia de algunas de las chicas que iban en el mismo autocar, y que no podían ocultar el llanto.
Al acto han acudido Puigdemont, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la delegada del Gobierno en Catalunya, Llanos de Luna, los consellers Raül Romeva, Jordi Baiget, Josep Rull y Carles Mundó, así como la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y el rector de la Universidad de Barcelona, Dídac Ramírez.
También estaban presentes el comisario jefe de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, el jefe del Ejército en Catalunya, Ricardo Álvarez-Espejo, el máximo responsable de la Guardia Civil en Catalunya, Ángel Gozalo, el jefe superior accidental de la Policía Nacional, Isidoro Fidalgo, y el subdelegado del Gobierno en Tarragona, Jordi Sierra.
Las autoridades han firmado en el libro de honor en homenaje a las víctimas instalado en la entrada del edificio de la Universidad de Barcelona, rodeado por trece ramos de rosas blancas y varias velas.
Justo cuando finalizaban los cinco minutos de silencio, un espontáneo ha arrojado despectivamente unas cuantas monedas al suelo, frente a la línea de las autoridades, algunas de las cuales han reaccionado con sorpresa, si bien la situación no ha ido a más y un emotivo aplauso ha puesto fin al homenaje.
En declaraciones a los periodistas tras los cinco minutos de silencio, Puigdemont ha expresado su afecto, solidaridad y apoyo a los familiares de las víctimas, ha deseado una pronta recuperación de los heridos y ha agradecido el enorme esfuerzo de voluntarios y profesionales que han intervenido en la catástrofe y en las tareas de emergencia.
«Hoy es un día muy triste, ayer fue un día muy duro», ha indicado Puigdemont, que ha animado a los ciudadanos a acudir a la UB a mostrar su solidaridad y afecto a las víctimas.
Por su parte, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha mostrado su pesar por esta «terrible desgracia», porque si bien todos los accidentes son trágicos, el dolor es «irreparable» cuando las víctimas son unas estudiantes que tenían «toda una vida por delante».
En primera fila en el minuto de silencio, junto a las autoridades, se encontraba Jordi Caparrós, delegado de Estudiantes de la Universidad de Valencia, que organizó junto a estudiantes de la Universidad de Barcelona la visita a la «cremá» de las fallas.
Puigdemont, Colau y Romeva, junto a otras autoridades, han consolado también a algunas viajeras del autobús siniestrado, que han acudido al homenaje y que no han podido evitar romper a llorar cuando un violoncelista entonaba las notas del «Cant dels Ocells».
Un estudiante londinense, también presente en el homenaje, ha explicado que él tuvo suerte porque participó en el viaje a València, aunque al regresar el autobús siniestrado ya estaba lleno, por lo que se subió a otro vehículo, con el que llegó a Barcelona sin sospechar la tragedia que habían dejado atrás.
Su amigo George, también de Londres, acudió a la «cremà» en el mismo grupo, aunque en su caso prefirió quedarse a pasar la noche en València y regresar al día siguiente.
También Agata Kolomanska, de origen polaco, estaba presente este lunes en el homenaje y contaba que regresó en otro autobús porque el que se accidentó ya iba lleno.
El Ayuntamiento de Mollet del Vallès (Barcelona), de donde es la compañía de transportes del autocar siniestrado, ha guardado cinco minutos de silencio, igual que los alumnos del Hospital Clínico y en las comisarías de Mossos d'Esquadra.
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