El equipo, que está integrado por un teniente y otro agente de la Guardia Civil, se desplazaron inmediatamante a la zona donde se había producido la «brutal agresión», según comentaron testigos presenciales.
La Guardia Civil detuvo al agresor mientras los agentes británicos se encargaban de dar un servicio integral de atención y asesoramiento a la víctima de la agresión.
Los bobbies emplazaron a la joven a ser atendida en el centro sanitario pero la víctima denegó esta posibilidad. También se negó a interponer una denuncia por malos tratos contra su pareja. Los cuatro se desplazaron hasta el cuartel de la Guardia Civil en ses Païsses, donde tomaron declaración a los dos compatriotas. El joven quedó detenido por un delito de malos tratos. Fuentes de la investigación destacaron el buen hacer de los agentes, especialmente, la atención de la agente Anderson con la víctima. La llegada de la pareja de bobbies había levantado una gran expectación mediática no exenta de polémica. Las autoridades locales solicitaron que la presencia de agentes cubriese toda la temporada estival y fuera más numerosa. Finalmente, su entrada en servicio fue ayer, en una jornada de cielo plomizo y lluvia más propia de Londres. La labor de los bobbies era hacer una «foto fija» para años venideros. El primer servicio ya les ha puesto en antecedentes sobre cómo actúan sus compatriotas en Sant Antoni.
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