Así lo anunció este jueves el ministro alemán de Transportes, Alexander Dobrindt, tras una reunión con representantes de la Federación Alemana de la Industria de la Aviación.
En esa reunión se acordó crear una comisión de expertos que analice estas cuestiones y presente un catálogo de propuestas, tanto en lo relativo a los sistemas de seguridad de los aviones como a las pruebas de aptitud de los pilotos.
«Nuestro objetivo es optimizar la seguridad aérea y revisar los estándares actuales, a la luz de la terrible tragedia de Gemanwings», indicó el ministro Dobrindt.
El grupo de expertos analizará, entre otros aspectos, los mecanismos de cierre de las cabinas de pilotaje, implementadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 de Nueva York para impedir el acceso de intrusos en ese espacio.
Las investigaciones realizadas por la fiscalía francesa, basadas principalmente en las grabaciones de una de las cajas negras del Airbus A320, apuntan a que el copiloto, Andreas Lubitz, bloqueó la puerta por dentro al quedarse solo en la cabina, en ausencia del capitán, y luego impidió que éste pudiera entrar de nuevo.
En lo que respecta a Lubitz, se sabe asimismo que en 2009 interrumpió su formación como piloto por un «episodio de depresión» grave que comunicó a la escuela de vuelo de Lufthansa, según ha confirmado la aerolínea.
Según reveló la Fiscalía de Düsseldorf, el día de la catástrofe el joven, que antes de obtener su licencia como piloto recibió tratamiento psicoterapéutico por «tendencias suicidas», tenía una baja médica, que aparentemente no comunicó a Germanwings.
La comisión de expertos estará integrada tanto por técnicos, como por evaluadores médicos y psicólogos, con el fin de optimizar los exámenes a los que se somete a los aspirantes a piloto, indicó el presidente de la Federación Alemana de la Industria de la Aviación, Klaus-Peter Siegloch.
El representante de la industria del sector hizo hincapié en las conversaciones que «prácticamente a diario» se mantienen con el gobierno desde la catástrofe de los Alpes.
Siegloch recordó que, prácticamente de forma inmediata, las principales aerolíneas alemanas adoptaron la norma de que en la cabina no puede quedarse una persona sola y que, en caso de que el piloto o el copiloto se ausenten, su puesto sea ocupado hasta su regreso por otro miembro de la tripulación
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