Las incógnitas persisten en el extraño caso de la muerte del polaco Wojcieh Ryszard Kadziolka, cuyo cadáver fue encontrado el día 13 después de pasar una semana en paradero desconocido. El juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa, en funciones de guardia cuando se encontró el cadáver, decretó el secreto del sumario y muy poca información ha trascendido desde entonces. Ayer, Klaudia, la hija de Kadziolka, aseguró que por el momento no se ha informado a la familia acerca de avances en la investigación, que corre a cargo de la Policía Judicial de la Guardia Civil.
Ahora se ha conocido que un equipo de homicidios de este cuerpo se desplazó de Palma a Eivissa para investigar el caso y también que, según los resultados de la autopsia, en el cadáver del polaco se detectaron «golpes y rasguños compatibles con una muerte violenta». Entre estos golpes y rasguños destacan las heridas que presentaba en la parte interior de los codos.
Según la familia de Kadziolka, que reside en Toledo, éste estaba realizando desde enero pasado una obra en un piso de la calle Guipúzcoa de Cala de Bou, una vivienda en la que también residía, y de la que no cobraba por desde marzo. En un trastero de esta casa los investigadores hallaron rastros de sangre. También, y siempre según su familia, tenía pendiente el cobro de una deuda con un hombre para el que había realizado trabajos de albañilería en un establecimiento de Vila. El día 6 sobre las nueve de la mañana fue la última vez que la esposa de Kadziolka habló con su marido. Éste le dijo que iba a Santa Eulària para cobrar el dinero que presuntamente le adeudaba la persona para la que había trabajado en Vila. Este hombre ratificó que había quedado con Kadziolka, pero aseguró que nunca llegó a reunirse con él. De esta forma saltaron las alarmas, se dio aviso de la desaparición y comenzó la búsqueda del polaco.
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