Al menos 2.500 personas han muerto o desaparecido este viernes tras los corrimientos de tierras en el nordeste de Afganistán, en una zona remota castigada por los desastres naturales y que carece de las infraestructuras necesarias.
Una colina se desplomaba a mediodía sobre la localidad de Ab-e-Barik, en la que vivían unas 1.000 personas, y sepultaba cerca de 300 casas bajo 30 metros de barro y rocas, relató a Efe el gobernador de la provincia de Badakhshan, Shah Waliwallah Adib.
El desplome se produjo tras dos días de intensas lluvias en esta localidad del distrito de Argo, que ocasionaron una grieta en la colina que se colapsó enterrando las casas.
Cuando los primeros equipos de rescate comenzaban a actuar en el lugar, se produjo un nuevo desprendimiento que los sepultó y se temió que la cifra de fallecidos pudiera alcanzar los 2.500 en Ab-e-Barik.
Los equipos de rescate que acudieron después encuentran muchas dificultades para actuar, reconoció Waliwallah, y aunque unas 600 personas de diferentes partes de la provincia han acudido en su apoyo, por el momento solo se han podido recuperar unos 120 cuerpos sin vida.
Unas 700 familias pudieron ser trasladadas a una zona segura, ante la inestabilidad del terreno en la localidad afectada, y recibieron tiendas de campaña y mantas para pasar la noche.
El desastre causó la muerte además de unas 1.500 cabezas de ganado, que también perecieron bajo toneladas de barro y rocas.
La localidad donde se produjeron los corrimientos se encuentra en el mismo distrito en el que otro desprendimiento de tierras producido por la lluvia ocasionó ayer varios muertos y destruyó decenas de casas.
Desde Washington, al término de su reunión con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lamentó hoy la «terrible tragedia» y subrayó el «duradero» compromiso de su Gobierno con el afgano pese a la próxima conclusión de la misión de la OTAN allí.
«Tal y como Estados Unidos se ha mantenido del lado del pueblo de Afganistán durante una difícil década, estamos preparados para ayudar a nuestros aliados afganos en su respuesta a este desastre, porque aunque nuestra guerra allí llegue a su final este año, nuestro compromiso con Afganistán y su pueblo permanecerá», agregó.
Los desastres naturales son frecuentes en esta zona del extremo norte del país asiático, fronteriza con Tayikistán, Pakistán y China, que sin embargo cuenta con precarios medios para hacer frente a riadas, avalanchas de nieve y terremotos.
A finales de abril hubo 148 muertos por inundaciones a consecuencia de fuertes lluvias en varias provincias del noroeste de Afganistán, además de 60 desaparecidos y más de 10.000 desplazados, ya que en algunos distritos se vio afectado el 85 por ciento de la población.
Afganistán es un país con muchos de los indicadores de desarrollo más bajos del mundo y en guerra desde hace décadas.
El arco oriental de Afganistán está surcado por la cordillera Hindukush, una de las más elevadas del mundo, en una zona del planeta sensible a frecuentes temblores de tierra debido a la confluencia de importantes placas tectónicas.
El 4 de febrero de 1998, al menos 2.400 personas murieron en un terremoto de 5,9 grados en el distrito de Rustaq y tres días después otro seísmo de 6 grados en la misma zona causó otros 250 muertos.
El 30 de mayo de ese mismo año hubo más de 400 muertos en un terremoto de 7,1 grados Richter en la provincia de Takhar, vecina de Badakhshan.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.