Martín Candioti llega a los juzgados de Eivissa junto a su abogado Manuel Álvarez.

Martín Candioti Ceresetto, el ciudadano argentino conocido como ‘el apicultor de Morna', vivió ayer su primera jornada de la vista oral en la que se enfrenta a una pena de once años de prisión, 3.650 euros de multa y al pago de una indemnización de más de 232.000 euros acusado de ser el culpable de provocar en 2011 el fuego que asoló cerca de 1.500 hectáreas en el municipio de Sant Joan de Labritja.

Sosegado, Candioti fue respondiendo una a una las preguntas formuladas por parte del Ministerio Fiscal y de la presidenta de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma, Francisca Ramis, y en las que se reconstruyó detenidamente los hechos ocurridos aquella fatídica mañana del 25 de mayo de 2011.

«Lo recuerdo todo muy bien porque desde entonces mi vida ha cambiado por completo y porque durante mi primera semana en prisión no paré de llorar por el bosque y por el daño que provocó el fuego», comenzó el apicultor. Después, narró que a las diez de la mañana se dirigió a una zona, a unos 300 metros de su casa, donde había una era «con base de piedra caliza, rodeada de pinos y sin hojarasca», para trabajar en una colmena trampa que acababa de crear. Posteriormente, «me puse la careta, cogí el cepillo, las pinzas y usé mi ahumador colocándolo sobre las rocas para evitar problemas y tras unos diez o doce minutos lo tapé y lo apague en mi casa», continuó. Y finalmente, concluyó explicando al representante del Ministerio Público que «viendo que todo estaba bien me fui para casa, me encontré con mi pagesa, me comí unos nísperos con ella y me dispuse a descansar un rato porque por la tarde tenía examen de inglés», finalizó el acusado.

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