La juez Clara Ramírez de Arellano, responsable del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, zanjó ayer el caso de un ladrón que cumple condena después de que, días después del robo en una librería de Vila, fuera sorprendido conducido borracho, sin carné y con un coche sustraído con el que terminó estrellado después de, además, enfrentarse a la policía.
Dicho vehículo precisamente fue robado al descuido tras el asalto al comercio cuando un repartidor que realizaba su trabajo lo dejó con las llaves puestas. El acusado, tras ser detenido, pidió expresamente ingresar en prisión porque allí estaban sus amigos.
Dicho individuo compareció ayer ante la juez Ramírez para resolver la cuestión del coche robado, ya que por los demás delitos ya fue juzgado en su día.
El acusado aceptó en el juicio de ayer hacer frente a multas que suman los 2.490 euros y a indemnizar al afectado con 9.640 euros por los daños ocasionados en su vehículo.
El suceso tuvo lugar en las primeras horas del día de Nochevieja de 2011. El acusado, sobre las tres de la madrugada, se apoderó del coche instantes después de haber entrado a robar en una librería de la avenida de Ignasi Wallis.
El automóvil, propiedad particular del repartidor, no pudo ser encontrado hasta el día 2 de enero, fecha en el que una patrulla policial le dio el alto al sospechoso, sufriendo éste un accidente.
Durante las comprobaciones que se realizaron tras su arresto, se pudo verificar que éste carecía de permiso de circular y que, asimismo, se encontraba en estado de ebriedad. Tras ello fue puesto a disposición judicial y seguidamente ingresó en prisión.
1 comentario
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
La culpa de que se lleguen a estos extremos (que una persona desee estar en la cárcel) es de los cambios que se han producido en las cárceles estos últimos años. No tienen nada que ver con las de hace 50 años. Hoy en día son confortables y acogedoras, con todas las comodidades, sala de TV, gimnasios, salones polideportivos, ordenadores, aire acondicionado, buenos menús, etc. Vamos, que son auténticos hoteles para delinqüentes. Esto, lo que hace es que nadie tema ir a la cárcel. La cárcel antes era un castigo. Lo que se pretendía era que los delinqüentes no estuvieran a gusto y deseasen salir y no volver jamás. Pero claro, si resulta que hoy en día se está mejor dentro que fuera (no exajero, con la crisis mucha gente no tiene para comer, ni techo dode cobijarse; y en la cárcel todo eso lo tienes gratis), entonces ¿qué riesgo corre uno por robar, violar o asesinar, si encima vas a salir beneficiado?