Los tres acusados en la causa, uno de ellos preso, fueron juzgados ayer en Eivissa por la Audiencia Provincial. | Marco Torres
«Doy dos veces las gracias al tribunal. Una por meterme en prisión, quitarme los pajaritos de la cabeza y evitar que muriera de una sobredosis, y otra por dejarme salir con fianza. Ahora soy maestro en una guardería de Andalucía, doy clases de Inglés por la tarde y luego reparto patatas fritas en el negocio de la familia de mi novia». Así defendió haber rehecho su vida un joven de 29 años que fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial con otras dos personas acusadas de haber montado en 2009 en Vila un grupo de introducción de drogas que fue desmantelado por la policía y que usaba los depósitos de los coches para camuflar los estupefacientes. La red cayó cuando un correo, ahora preso, desembarcó en la isla en septiembre con un coche que llevaba ocultos casi dos kilos de hachís y 800 gramos de cocaína. En otros registros realizados en las calles Rascló y Picasso se aprehendieron casi 2.000 éxtasis y cerca de 200 gramos de cocaína.
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