La mafia calabresa buscó almacenes en Sant Carles para «guardar muebles»

Corzo, un hombre procedente de una familia muy conocida en Argentina que el primer día de la vista reconoció sólo haber actuado de mediador entre los distribuidores de cocaína y «la organización», como él la calificó, sin haber tocado la droga o haber blanqueado dinero en la Isla procedente de estos negocios, usó supuestamente los nombres falsos de 'Gustavo Adrián' y 'Marcelo' para estas operaciones en Sant Carles.

Testigos

Los testimonios prestados en la sesión de ayer corroboraron en todos sus extremos que Corzo, en persona o con otra identidad, se interesaron en al menos dos ocasiones por la adquisición o uso de inmuebles en Sant Carles. A sus propietarios, en ambas ocasiones, les dijo que su principal interés era conseguir lugares que pudieran servir para «guardar muebles». Todas las veces, la persona que realizaba los contactos, mostró su relación con algunas de las cinco sociedades (cuatro de ellas con sede social en la Isla) sospechosas de ser utilizadas para blanquear el dinero que obtenía el acusado. Uno de los testigos identificó ayer plenamente a Corzo.

La investigación policial acreditó en su día que Eivissa estaba siendo utilizada por la mafia calabresa como último punto de almacenaje después de que grandes cantidades de cocaína fueran desembarcadas en Valencia en falsos envíos de carbón. Una buena parte de la cocaína se terminaba de procesar en Eivissa (un laboratorio se halló en el edifico Marítimo) y luego era llevada a Francia, Holanda y el norte de Italia con camiones y vehículos preparados con dobles fondos.