La investigación por la tortura y asesinato en un ajuste de cuentas por drogas que sufrió el hombre cuyo cadáver fue encontrado el 17 de septiembre enterrado en un torrente en Sant Rafel, en una finca próxima al camí de Benimussa denominada como Fornàs de Dalt, avanza a pasos agigantados.
La Guardia Civil tiene completamente identificada a la víctima, un colombiano de 37 años conocido como Carlos y ahora se busca a la compañera sentimental de dicha persona para poder despejar incógnitas y dar con las personas que mataron a su novio, persona que pereció de una única puñalada cerca del corazón.
Interrogatorio
Los agentes de Policía Judicial que llevan el caso esperan poder interrogar en los próximos días a esta mujer, persona que, según todos los indicios recogidos por los investigadores, sabe datos vitales sobre los ambientes en el que se movía el fallecido y los motivos concretos que pudieron desembocar en su violenta muerte.
José Julián del Río Cardona, natural de la localidad colombiana de Pereira Risaralda, nacido el 23 de abril de 1976 y conocido en Eivissa como Carlos, fue víctima, como ha venido adelantando este periódico, de un ajuste de cuentas por negocios de droga que le llevaron a sufrir una tortura en la que sus agresores le infringieron no sólo una paliza sino que también intentaron someterlo con estrangulamientos, probablemente realizados con un cinturón o una cuerda. Todo ello, hasta que lo acuchillaron y llevaron su cadáver al torrente donde el perro de un cazador lo encontró.
La identificación del cadáver, descalzo, ataviado con un pantalón y una camiseta, ha sido muy laboriosa. El rostro estaba desfigurado, el cuerpo comenzaba a corromperse y la única pista fiable era el aparato de ortodoncia que llevaba la víctima. Las pesquisas emprendidas por los agentes, sin embargo, han logrado concretar en las últimas semanas no sólo la identidad del difunto sino también concretar, como se barajó en un principio, que se movía en ambientes relacionados con el tráfico de estupefacientes.
El juez José Espinosa, quien tutela la investigación judicial, se encuentra ahora a la espera de que se localice a la novia de Carlos y se le tome declaración mientras cuajan otras indagaciones que se hallan pendientes de flecos para acabar deteniendo a los asesinos.