l acusado, a la derecha con camisa azul, junto a su letrado, Jaime Campaner, durante el inicio del juicio. | Alejandro Sepúlveda

«No sé cómo lo hizo, pero de repente tenía un cuchillo en la mano. Le sujeté porque no podía escapar. Le tenía pánico. En el forcejeo tropezamos y caí encima de él. Me di cuenta de que hacía ruidos extraños, me angustié más y me desmayé». Según Daniel Alfred Cassella, ésta fue la secuencia que le llevó a matar al suizo Peter Tino Briner en Santa Eulària en la noche del 26 de febrero de 2008. La víctima falleció ya que en la caída, las rodillas de Cassella se le clavaron en el pecho y le rompieron tres costillas. Al astillarse, el hueso perforó el pulmón y provocó la muerte del suizo, que falleció por asfixia.

Ayer comenzó en Palma y ante un jurado popular el juicio por los hechos, en los que Cassella se enfrenta a una posible condena de doce años de cárcel por homicidio. El acusado acepta ahora que fue el autor material de la muerte. En su nuevo escrito de defensa, su abogado, Jaime Campaner, pide la absolución dado que considera que su representado actuó en defensa propia para evitar ser agredido con un puñal de grandes proporciones.

Pelea

Por su parte, la fiscal Bárbara Moreno sostiene que se produjo una pelea, en la que Cassella mató de forma deliberada al que había sido su compañero de piso. Según el escrito de acusación, tras una noche en la que el acusado y la víctima estuvieron de fiesta, fueron a la casa del fallecido, que tenía 59 años de edad. En un momento dado se produjo una discusión, en la que el acusado se lanzó sobre Tino Briner, le tiró al suelo, le agarró por el cuello y le golpeó varias veces la cabeza contra el piso. Después se subió encima de él y le fracturó tres costillas, lo que finalmente desencadenó la muerte.

La versión del acusado difiere sólo en lo ocurrido en el momento de la pelea. Según declaró Cassella, él había llegado a Eivissa en septiembre de 2007. A través de un amigo conoció a Tino Briner y se quedó en su casa durante un tiempo. El acusado insistió en que mantuvieron relaciones sólo de forma esporádica y en la dependencia de la víctima de la cocaína, que le provocaba ataques de furia. El estilo de vida de su anfitrión le hizo salir de la casa. El acusado contó que el día antes de los hechos, la víctima le llegó a perseguir con una barra de hierro tras una discusión por un accidente de tráfico.

La noche en la que ocurrió la pelea, según el acusado, la víctima y él consumieron grandes cantidades de alcohol y droga hasta altas horas de la madrugada. Después de que mantuvieran relaciones se inició la pelea, según Cassella porque su compañero quería más droga y él se negó a ir a comprarla.

La víctima se lanzó a por él y éste la contuvo. Sin embargo, fue incapaz de explicar cómo se produjeron tanto las heridas que tenía como las que tuvo el fallecido. Eso sí, manifestó que no llamó a una ambulancia porque perdió el sentido y luego prefirió llamar a la hermana de la víctima.

El acusado representa a cuatro patas ante el Tribunal los hechos

Los juicios con jurado suelen ser más animados que con un tribunal profesional. La declaración de Daniel Alfred Cassella llegó al límite. A petición de su abogado, Jaime Campaner, el acusado comenzó una recreación de la pelea que terminó con la vida de Tino Briner. La explicación llegó al punto culminante: el de explicar al jurado cómo se produjo la caída. Para ello, el acusado se lanzó directamente al suelo y explicó cómo sus rodillas golpearon las costillas de la víctima de forma casi accidental mientras repelía el ataque. El énfasis de la defensa tiene sentido. En el último jurado celebrado en Balears el mecanismo de la muerte es exacto al de este caso y la defensa argumentó que se produjo un homicidio imprudente al caer el acusado encima de la víctima de rodillas mientras le daba una brutal paliza. El caso terminó en condena por asesinato.