J.T.R., un ibicenco de 58 años de edad, ha sido condenado por no respetar la orden de alejamiento decretada a favor de su ex pareja a la pena de nueve meses de prisión. J.T.R. ya fue condenado en sentencia firme el pasado mes de abril por un delito de violencia contra la mujer, pero, según indica en una nueva sentencia la juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, el hombre «no asume con facilidad la ruptura con su esposa».
Según se recoge en el capítulo de hechos probados de la sentencia, a pesar de que tenía prohibido desde abril acercarse a su ex pareja a menos de cien metros, este hombre acudía insistentemente al lugar de trabajo de la mujer.
El mismo día de su primera condena, J.T.R. fue requerido por el Juzgado de Violencia contra la Mujer para ser advertido de la gravedad que supondría no respetar la orden de alejamiento. Ahora todo indica que el hombre tendrá que ingresar en prisión.
La mujer trabaja en un kiosco familiar situado en el paseo marítimo de Santa Eulària. «En algunas ocasiones>», apunta la juez, «[el hombre] se sienta en una silla y está allí un rato, pues sostiene que el kiosco es de su propiedad; en otras, profiere diversos insultos a la denunciante; de igual forma, estando vigente la pena [la prohibición de acercamiento y de comunicación] ha realizado llamadas telefónicas [a la mujer], dejándole varias notas manuscritas para que se ponga en contacto con él».
El 23 de junio, según la sentencia, a las seis de la tarde, el acusado fue al kiosco en estado alterado, entró en el local «en ademán de ir a por ella, logrando la misma encerrarse en el servicio». El acusado golpeaba reiteradamente la puerta y la llamaba «puta» y «mala puta». La mujer obtuvo ayuda de personas que se encontraban cerca del lugar y se refugió en un jardín hasta que llegó su hijo y la Guardia Civil.
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