José R.R., el hombre que gobernaba el timón del 'Capitán Nemo' cuando el 31 de julio de 2006 dos turistas irlandeses se arrojaron al mar durante la travesía, falleciendo uno de ellos, aseguró ayer en su juicio que cumplió con toda la normativa marítima al ser informado de que sólo uno de sus pasajeros había caído al agua y con la conciencia tranquila de no haber abandonado a nadie en el mar. Para el patrón de la golondrina, siempre se habló de una persona en el agua, y nunca de dos, y se hicieron todas las maniobras preceptivas para recuperar al náufrago. En el transcurso de éstas creyó todo resuelto después de ver a una persona alcanzando las rocas del puerto de Sant Antoni.
«Incluso esperamos una hora y media al atracar. Le pedí a sus amigos que fueran al lugar donde se vio al joven nadando para asegurarnos del todo. Nadie vino. Me fui a casa con la tranquilidad absoluta de que el turista había alcanzado las rocas y que había llegado bien», explicó José R.R.
186 personas a bordo
El patrón del 'Capitán Nemo', embarcación que ese día llevaba una tripulación de tres personas y un pasaje de 186 en una excursión programada de cuatro horas a Cala Rotja, en la zona de Cala Bassa, se enfrenta a cuatro años de prisión por un supuesto homicidio imprudente y a sendas multas de 9.000 euros por presuntos delitos de omisión de deber de socorro. Su caso, en el que también se solicitan otros seis años de inhabilitación, quedó ayer visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa. El grupo de doce turistas en el que iba la víctima, Brasile Bourke, sobrino del entonces ministro de Defensa de Irlanda, afirman que ambos se lanzaron al agua bebidos y drogados a la altura de Port des Torrent y que en todo momento, y durante numerosas veces, rogaron a la tripulación que parara el barco. En las rocas se halló horas después el cadáver del joven turista.
El capitán del barco, sin embargo, aseguró que esto no fue así sino que el primer grito de «hombre al agua» se hizo cuando, sobre las diez de la noche y ya oscureciendo, quedaban pocos minutos para arribar al puerto de Sant Antoni. Para colmo, todo se complicó cuando se produjo una pelea con turistas norirlandeses.
«Nadie dijo eso de 'mis amigos en al mar'. Se dieron dos vueltas e incluso se avisó a los barcos del puerto y otros dos ayudaron en la búsqueda», señaló José R.R.
«No se autorizó a nadie a que se lanzara al mar durante la travesía. Sólo en el sitio previsto de baño. Se lanzaron algunos al llegar a puerto y uno que lo hizo antes de salir se le impidió embarcarse», resaltó el acusado.
El 'tirachinas' de Sant Antoni como faro
Patrick Bourke, el turista superviviente a un supuesto reto que hicieron sus amigos y en el que también parece ser que participó la víctima, manifestó que estuvo hora y media nadando hasta que un barco privado lo encontró ya exhausto en la entrada de Sant Antoni. «Brasile se debió lanzar al agua diez minutos después que yo», dijo. Afirmó que creyó que en la zona de Port des Torrent había acantilados y que siguió la «estela» del barco teniendo como guía la lanzadera iluminada que había junto a es Paradis. «La reconocí desde el agua», comentó.
Siete horas en el banquillo y hasta cuatro años de cárcel
Siete horas duró el juicio por homicidio imprudente que llevó al banquillo de los acusados al patrón del Capitán Nemo, un marino ibicenco que se enfrenta a cuatro años de prisión y seis de inhabilitación. Una veintena de testigos declararon ante la juez Martina Rodríguez, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa. El juicio fue seguido con interés por familiares y amigos de la víctima, desplazados a Eivissa expresamente para asistir a la vista oral. Entre ellos estaban los padres de Bourke.
Tras la declaración del capitán, se recogió el testimonio del grupo de jóvenes que iba con el fallecido en la embarcación. Para cumplir con estos trámites se necesitaron cerca de cuatro horas. Luego, comparecieron ante la magistrada agentes de la Guardia Civil, componentes de la tripulación, responsables de Salvamento Marítimo y personas que, de alguna manera, se vieron implicadas en las labores de búsqueda.
El juicio concluyó cerca de las cinco de la tarde después de que el fiscal y los cuatro abogados personados en la causa presentaran sus informes finales. José R.R. indicó que no tenía nada más que declarar cuando la juez le concedió el derecho a la última palabra.
3 comentarios
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No contarón a los pasajeros?!!
La actitud del abogado defensor y de los guardia civiles fue vergonzosa. Prejuzgaron al difunto por ser joven e irlandés, como si eso significara ser un borracho y un camorrista, como si fuera escoria. Basta de prejuicios: el capitán fue el culpable, y si hubiese muerto un señor ibicenco en una barco en Irlanda, nadie tendría dudas.
Es la narración más tendenciosa que he leido nunca de un juicio!! El perito de salvamento marítimo, los testigos(entre ellos parte de la tripulación), la fiscalía y la acusación particular probaron hasta la nausea que el capitán no paro, no hizo ni el más mínimo conato de maniobra de salvamento y, por supuesto, no avisó ni llamó a nadie!!abandono a dos chicos a su suerte. Su imprudencia tuvo, tristemente, como consecuencia la muerte de un hombre. Por favor, dejen de contarnos milongas...