El siniestro tuvo lugar sobre las siete y media de la tarde del 29 de abril de 2003 cuando el Mar Patricia, entonces propiedad de la Naviera Vizcaína, era amarrado en el muelle Ro-Ro de Levante del puerto de Eivissa.
Según el escrito del fiscal, la falta de coordinación entre el práctico, responsable del servicio de seguridad y prevención riesgos laborales en la empresa Amarradores y Servicios de Ibiza, un hombre de 52 años, y el capitán del barco, de 61, que había entrado en Vila, motivó un accidente que se saldó con un herido muy grave.
La víctima estuvo 43 días hospitalizada tras sufrir múltiples lesiones después de que una estacha del Mar Patricia, tras golpearlo, lo arrojara durante 14 metros.
El ministerio público acusa al práctico de un presunto delito contra los trabajadores en concurso idea con otro de lesiones imprudentes, hechos por los que se pide una condena de dos años de cárcel, otros tantos de inhabilitación y una multa que supera los 3.000 euros.
Enfrentados
Para el otro acusado, el capitán del mercante, también se considera que no actuó con diligencia cuando él y el práctico supuestamente dieron instrucciones de tensar el cabo que ocasionó el siniestro.
Por ello, el fiscal demanda cuatro meses de cárcel e inhabilitación. Los dos acusados, durante el proceso, han estado echándose la culpa de lo que ocurrió ese día. Es más, según la información recogida por este periódico, el práctico terminó reconociendo que no había impartido las instrucciones que prevé la ley a los operarios bajo su mando y atribuyó que los conocimientos de éstos, más bien, debían de surgir del «sentido común». Además, consideró que como material de protección bastaba con «chalecos llamativos» para que el operario pudiera ser identificado claramente.
Junto a un noray
La víctima se hallaba junto al noray donde se había colocado una de las amarras, sin haber podido salir aún de la zona de riesgo, cuando la estacha se tensó y se soltó actuando como un látigo y barriendo al afectado.
El operario ingresó en el hospital con fracturas craneales, pélvicas y de rodilla, así como con múltiples contusiones de distinta índole. Su convalecencia duró 340 días y como secuelas le ha restado una gonalgia residual moderada izquierda, parálisis de nervio peroneo, rotura parcial de ligamento cruzado posterior y anterior de su rodilla izquierda, coxalgia derecha y una cicatriz quirúrgica de 20 centímetros en la pierna más afectada en el siniestro.
El caso por este accidente en el puerto de Eivissa debía de haberse visto ayer en el juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa pero las partes personadas, entre ellas los representantes de varias aseguradoras, decidieron suspenderlo ante la posibilidad de que se llegara a un acuerdo sin necesidad de que hubiera que celebrar juicio. El fiscal pide para la víctima una indemnización que supera los 104.638 euros, cantidad a la que habría que sumar los intereses de demora que había que establecer tras haber pasado más de seis años. Los abogados de todos los implicados se centran ahora en buscar una solución que también contentara al operario afectado.
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