Los equipos de rescate luchan contra el reloj y la adversidad para extraer de los escombros a miles de personas enterradas por el seísmo de la isla indonesia de Sumatra, en el que murieron al menos 1.100, según Naciones Unidas.
Dos días después de que el fuerte terremoto sacudiera la costa occidental de esta isla del Océano Indico, cerca de 3.000 personas continuaban ayer bajo toneladas de escombros y amasijos de hierros retorcidos, señaló el Ministerio de Sanidad. En Samoa, los equipos de rescate hallaron el cuerpo sin vida de una niña de 6 años, hija de español y de australiana, que había desaparecido tras el tsunami que golpeó el martes Samoa, en el Pacífico Sur, según confirmaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.
Las ruinas del hotel Ambacang, un edificio de seis plantas construido en la época colonial holandesa, era el lugar de la ciudad de Padang donde se concentraban gran parte de las tareas de rescate, que los socorristas llevaban a cabo con la ayuda de dos excavadoras.
Esperanza
La prioridad de las autoridades, dos días después del seísmo de 7,6 grados en la escala abierta de Richter, era localizar a cientos de personas desaparecidas, aunque a cada hora que transcurría disminuía la esperanza de encontrar a gente con vida sepultada bajo los cascotes de edificios derrumbados.
Más de 20.000 edificaciones de Padang, la capital provincial, y de otros seis distritos vecinos, resultaron dañadas o destruidas por la sacudida del terremoto.
El panorama era desolador en la «zona cero» de Padang, la tercera mayor ciudad de la isla de Sumatra y la más afectada por el seísmo, con más de medio millar de edificios destruidos.
La situación en la ciudad de Padang es mala, pero no debemos olvidar las zonas rurales cercanas, donde pueblos enteros han quedado devastados al cien por cien, y otros al 50 por ciento o en distinta medida», advirtió en Ginebra la coordinadora de operaciones de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Christine South.
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