La Policía Local de Sant Antoni detuvo al dueño de un bar del West End por vender Popper, una sustancia medicamentosa utilizada como depresor del sistema nervioso central. El establecimiento está sujeto ahora a varias líneas de investigación después de que, además de los 402 botes requisados detrás del mostrador del 'Viva Ibiza', se hayan encontrado unos 40 pasaportes de dudosa procedencia e indicios de que el responsable de dicho bar, el británico N.S., podría estar detrás de la organización de los pub crowls ilegales que han vuelto a proliferar en esta población.

Los agentes también denunciaron al bar por tolerar el consumo de drogas después de que se recogieran, durante la misma intervención, 97 pastillas de éxtasis y siete papelinas de speed y cocaína que tiraron los clientes cuando los policías locales irrumpieron en el local.

La actuación policial tuvo lugar en la noche del pasado viernes cuando una patrulla de paisano entró en el 'Viva Ibiza' para realizar una inspección de licencias. Fue en ese momento cuando los agentes se percataron de que detrás de la barra estaba a disposición del público botes de Popper de al menos dos marcas. El responsable del bar carecía de cualquier autorización expresa para la venta de este tipo de sustancia medicamentosa.

N.S., un ciudadano británico que reside en Eivissa cuando llega la temporada de verano, quedó detenido como supuesto autor de un delito contra la seguridad pública. Junto a éstos, también se recogieron los paquetes de pasaportes que tenía, casi todos de ciudadanos británicos.

Extraviados

Tanto éstos como los botes intervenidos y la droga tirada por los clientes fueron entregados en las horas siguientes a la Guardia Civil para que se pudieran continuar las averiguaciones. Durante los primeros compases de la investigación, N.S. dijo que muchos de los documentos pertenecían a trabajadores suyos y el resto a clientes o personas que los habían extraviado en su bar.

Las redes de delincuencia británica suelen retirar los pasaportes a personas que son utilizadas para propósitos delictivos, así como a acumular este tipo de documentación para falsificarlos y utilizarlos para su propio beneficio. Un ejemplo es su uso indebido para la utilización de tarjetas de crédito o cheques de viaje robados a turistas. Todos estos extremos están siendo ahora investigados.