EFE - ROMA

Italia se levantó ayer sumida en una nueva tragedia, la explosión en uno de los vagones de un tren cargado de gas en la localidad de Viareggio, en el norte de Italia, que ha provocado al menos trece muertos y 30 heridos de gravedad. Cuando todavía no están claras las causas de la explosión y el número de víctimas todavía no son oficiales, los primeros testigos han señalado que una «nube de gas» originada por el escape en uno de los vagones del convoy alcanzó una casa vecina a la estación, y en ese momento, un chispa pudo haber causado la deflagración.

Los heridos presentan quemaduras de hasta el 90 por ciento en el cuerpo, mientras que los muertos han resultado calcinados en su mayoría, informan. Una de las últimas víctimas mortales de la tragedia es una niña de 4 años que había sido rescatada de los escombros la pasada noche y había sido trasladada al Hospital «Niño Jesús», de Roma. Se trata de «uno de los peores episodios que ha golpeado el sector de los transportes» italiano, según el jefe de la Protección Civil, Guido Bertolaso, que ha expresado su deseo de que esta triste experiencia sirva para que se apliquen nuevas medidas de seguridad en este ámbito.

Los trabajos de rescate, que comenzaron poco después de que tuviera lugar el accidente a las 23.50 horas, continuaban anoche con la esperanza de encontrar con vida a las personas que se cree que han quedado sepultadas bajo los escombros de dos edificios que cedieron a raíz de la explosión.