Manuel M.G., un delincuente habitual de Eivissa de 36 años con casi una cuarentena de detenciones en su haber, entre ellas la de haber intentado supuestamente desvalijar este año al menos tres iglesias de Vila, volvió ayer a sentarse en el banquillo para enfrentarse a una nueva pena de prisión.

El sospechoso, condenado semanas atrás después de que la Policía Local de Eivissa le sorprendiera de madrugada en el interior de una floristería de Vía Púnica, se enfrenta en esta ocasión a tres años de prisión por el primero robo en un templo que se le atribuyó.

El acusado fue descubierto por una patrulla policial dentro de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario el pasado 4 de marzo cuando a altas horas de la madrugada los agentes se encontraron en el exterior de la iglesia un estuche de guitarra que contenía partituras religiosas. La investigación de Comisaría relacionó a Manuel M.G. luego con otra tentativa de robo ocurrida en la iglesia de Sant Domingo, en Dalt Vila, y en otro templo del Eixample.

Manuel M.G., ayer ante la juez Clara Ramírez de rellano, titular del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, confesó haber intentado vaciar una máquina de velas que había en la iglesia del Rosario, pero negó tener algo que ver con la sustracción de la guitarra.

Todo ello pese a que sus huellas parecieron claramente reconocible en el cristal del cepillo para este tipo de ofrendas y en el interior del inmueble, y en distintas dependencias se encontraron varias herramientas supuestamente utilizadas por el ladrón. Del almacén parroquial, al parecer, también extrajo dos botellas de vino y una lata de refrescos.

En el reciente caso de la floristería, a su vez, dijo en su defensa que había encontrado la puerta forzada abierta y que había entrado en el establecimiento en busca de una vela. La policía lo detuvo entonces cuando una patrulla acudió a la floristería menos de un minuto después de que se detectara el asalto.