«Me puse a beber con mis amigos y cuando me di cuenta no tenía adónde ir. Sin dinero para el autobús ni para un taxi pensé que, a lo mejor, ella me dejaba dormir en su casa. Llamé sólo una vez a la puerta. Nadie me abrió, así que me fui al balcón a dormir».

Éste es el último alegato de defensa que ha esgrimido un inmigrante ecuatoriano residente en Santa Eulària que ayer volvió a ser juzgado por intentar entrar en la casa de la que fuera su amante pese a tenerlo expresamente prohibido por una orden judicial. El fiscal pidió cinco meses de prisión para el acusado, que ayer compareció en el juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa por un suceso ocurrido cinco días después de que fuera juzgado por un hecho similar que le ha costado una condena de medio año de cárcel.

El sospechoso fue entonces sorprendido por la policía en la cocina de la casa de la víctima, a oscuras y completamente borracho.

En el suelo

Walter H.G.Q. fue descubierto en esta ocasión por la Policía Local de Eivissa cuando dormía tirado en el suelo del balcón. Uno de los agentes que le encontró en esta postura explicó que el propio sospechoso explicó que quería hablar con su amiga y que al ver que ésta no abría decidió escalar hasta llegar al balcón, cuya puerta estaba cerrada con un pestillo.

El sospechoso, ante la juez que debe resolver si cometió un delito de quebrantamiento, afirmó que su ex amante le había estado llamando insistentemente y mandando mensajes para que fuera a verla. La detención de Walter H.G.Q. tuvo lugar sobre las tres de la madrugada después de que la afectada, que a esa hora dormía en la cama con su hija pequeña, llamara al 092 al ver que su ex amante intentaba entrar de nuevo en su domicilio.