J.M.A.

En su auto de procesamiento por el caso de El Brujo, fechado el pasado 5 de junio, el juez Pablo Mendoza, entonces titular del juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa, ha exonerado al ex portero de la selección Santiago Cañizares de su imputación por un presunto delito contra la libertad sexual «dada la insuficiencia de los indicios de criminalidad existentes respecto del mismo».

Cañizares fue citado a declarar primero como testigo y después como imputado en el caso que se sigue contra Tomás A.R., conocido como El Brujo, y Alberto C.C., el primero en prisión bajo la acusación de haber cometido 14 delitos continuados de agresión sexual y otro más de abusos sexuales en grado de tentativa y el segundo en libertad provisional pero con la sospecha de haber cometido siete delitos continuados de agresión sexual y otro de abusos sexuales.

Mentalista

En el auto el juez Mendoza señala que El Brujo realizaba «una labor como mentalista, ofreciendo ayuda a terceros para lograr éxito personal y profesional», lo que presuntamente utilizó para abusar sexualmente «cuando menos de un total de 16 chicas en su época de adolescencia y preadolescencia». En cuanto a A.C.C., el juez lo considera el «alter ego» de El Brujo.

Varias de estas chicas declararon haber mantenido relaciones sexuales con Cañizares por recomendación o consejo de El Brujo. Una de ellas denunció que las relaciones sexuales que mantuvo con el ex futbolista fueron en grupo y cuando ella era menor de edad, por lo que el juez Mendoza citó como imputado a Cañizares para intentar averiguar hasta qué punto conocía éste la presunta influencia a la que El Brujo tenía sometidas a las jóvenes. Según el auto de procesamiento, en la primera declaración -como testigo- Cañizares «intentó desvincularse totalmente del procedimiento», y en la segunda -como imputado- «negó con rotundidad cualquier relación sexual» con las denunciantes. Tras tomar declaración a todas las jóvenes, el juez ha considerado que «siguen sin dar datos objetivos que permitan asegurar con un mínimo de certeza que el señor Cañizares conocía la situación de prevalimiento y se aprovechó de ella».

Dependencia

Según el juez, «las denuncias [contra Cañizares] nunca se dirigieron claramente» contra él y «esto hizo pensar el instructor que las propias denunciantes dudaba de la posición que podían tener Cañizares y N.O. [otro futbolista también señalado por algunas de las chicas y también exonerado] en relación a Tomás A.R., y si se encontraban o no en la misma situación de dependencia que ellas». «En consecuencia, ¿por qué hay que concluir que estos futbolistas tenían una posición diferente a la de las denunciantes? No se razona nada al respecto». Es decir, el juez señala que «algunos de estos encuentros [entre Cañizares y las chicas] pudieron finalizar con encuentros sexuales en grupo (...) no puede afirmarse que ninguna de estas otras personas fueran conocedoras de la situación de dependencia en que se encontraban las denunciantes» respecto de El Brujo.

El juez Pablo Mendoza ha declarado procesados a Tomás A.R., El Brujo, y a Alberto. C.C., denunciados por un total de 16 chicas de las que, supuestamente, abusaron sexualmente, y a ambos les ha reclamado una fianza millonaria «para asegurar las responsabilidades pecuniarias que, en definitiva, puedan declararse pertinentes». Además, en su auto de procesamiento, el juez confirma la situación de «prisión provisional comunicada y sin fianza» para El Brujo y de «libertad provisional con obligación de comparecencia» para Alberto. C.C. El juez requiere que El Brujo deposite una fianza de 306.000 euros y 146.000 Alberto C.C. En el caso de que no depositen estas cantidades, el juez ha ordenado el embargo adicional de bienes de su propiedad suficientes para cubrir dichas cantidades, acreditándose su insolvencia si de ellos careciera». En el auto el juez apunta que El Brujo tras lograr la «plena confianza» de las chicas, algunas de ellas menores de edad, «les ofrecía trasmitirles su magia como medio de ayuda, lo cual se verificaba mediante relaciones sexuales normalmente precedidas de ciertos abusos, como intentar besarlas u obligarlas a desnudarse, incluso en presencia de terceras personas. De no acceder, les decía cosas como que fracasarían en la vida. o que todo sería un gran desastre, así hasta doblegar su voluntad. De esta forma abusó, cuanto menos, de un total de 16 chicas en su época de adolescencia y preadolescencia, en Eivissa y Valencia».