Un delincuente marroquí que fue detenido como supuesto autor de un robo con violencia en grado de tentativa que sufrió una taxista en Santa Eulària ha sido condenado a 23 meses y 25 días de cárcel. Esta sido la decisión de la juez Clara Ramírez de Arellano, titular del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, después de considerar acreditado que dicha persona fue la que en la madrugada del citado día intentó desvalijar a la conductora después de colocarle una objeto «punzante y frío» en el cuello y exigirle la recaudación. El robo se frustró porque la taxista aprovechó un descuido del ladrón para meter una marcha y acelerar su vehículo, dejando atrás al ladrón cuando éste registraba la guantera del coche.

La magistrada también condena al acusado a pagar la carrera a Santa Eulària (20 euros) y a indemnizar con cien euros a la afectada.

El sospechoso relató en el juicio que no se acordaba de nada porque esa noche iba muy drogado. Su abogada ha recurrido esta decisión judicial pese a que la detención del acusado se produjo después de que la víctima no sólo reconociera al presunto ladrón en una imagen fotográfica sino también en la rueda de reconocimiento y en la vista oral.

El atraco se perpetró sobre las cinco de la madrugada después de que dicho individuo, al que le constan anteriores condenas por resistencia y lesiones, se subiera a este taxi cuando dicho vehículo se hallaba estacionado en la parada de taxis ubicada frente a la discoteca Pachá. Según relató la perjudicada, al poco de colocarse en el asiento posterior se movió para quedar fuera del ángulo de visión del espejo de la conductora.

A continuación le dijo que le llevara a Santa Eulària y cuando la taxista le preguntó la dirección éste le espetó que ya se lo indicaría. Nada más pedirle que parara el coche, el ladrón se bajó y abrió la puerta del conductor, momento en el que puso un objeto no identificado en el cuello. «Te voy a cortar, te voy a pinchar», le dijo el ladrón al tiempo que presionaba con este objeto a la mujer. Ante la negativa de la taxista a entregar el dinero, el acusado puso sus ojos en la guantera, momento en el que la taxista arrancó.