Un «correo» que transportaba en el interior de su cuerpo una cantidad indeterminada de cocaína. No le dio tiempo a expulsar los envoltorios que llevaba en su aparato digestivo. Dos de estas bolas reventaron causándole lo que se conoce como «muerte blanca».
Esta es la principal hipótesis con la que trabaja la Guardia Civil para tratar de identificar el cadáver de un varón con una edad comprendida entre los 30 y los 35 años, según una primera estimación, que fue hallado anteayer tarde en un bancal próximo al retén de la Policía Local de Sant Antoni. La investigación se centra en esta circunstancia después de que la autopsia revelara que la presencia de los envoltorios en el organismo del fallecido, así como dos de ellos rotos y con un claro desprendimiento de su contenido.
La víctima, un hombre corpulento de 1,80 que vestía una camiseta y pantalón corto, murió a primera hora de la mañana. Según esta misma línea de investigación, todo indica que acababa de llegar a la isla con el objetivo de entregar la droga que llevaba a un distribuidor, presumiblemente de Sant Antoni.
El uso de «boleros», nombre común como se conoce a este tipo de «correos», es habitual de las redes de narcotráfico sudamericanas, especialmente las colombianas. En los últimos dos años se han detectado en Eivissa al menos otros dos casos de personas que traían cocaína a la isla con este sistema. Los dos pudieron llegar al hospital cuando empezaron a sentirse mal. En ambos casos, la droga pudo ser expulsada sin que se produjera ningún fallecimiento. Los «boleros» suelen ingerir en sus lugares de origen entre 200 gramos y medio kilo de cocaína repartidos en varios preservativos. El riesgo que corren de morir es muy alto.
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