Miguel J.M., de 40 años, explicó ayer al juez de guardia que no fue a matar a su ex mujer, sino que tan sólo quería marcarla. Le dijo al juez, en este caso el titular de Instrucción 2, José Espinosa, que, por la ley gitana, cuando una mujer abandona a un hombre, éste debe marcarle la cara. Es decir, negó que su intención fuera acabar con su vida.
Sin embargo, ni el representante del Ministerio Público ni el juez le creyeron y éste atendió la petición del primero y ordenó, ayer por la tarde, su ingreso en prisión incondicional con carácter provisional. Está acusado por un delito de homicidio en grado de tentativa.
Anteayer, sobre las quince horas en el mercadillo de es Canar, Miguel J.M. atacó con cúter a la mujer, con la que comparte un hijo. Al parecer, la atacó por detrás, algo que él niega, pero las marcas que la mujer presenta en el lóbulo de la oreja indican lo contrario.
La hoja del cúter cortó a la mujer desde la oreja hasta la base del cuello. Perdió el conocimiento, fue evacuada a Can Misses y no se teme por su vida, ya que pese a lo profundo del corte, por suerte no desgarró vasos vitales. De hecho, se espera que pueda ser dada de alta en las próximas horas.
Tras el ataque, Miguel J.M. intentó agredirla de nuevo, pero sus propios familiares, que estaban en el mercadillo cuando ocurrieron los hechos, le retuvieron.
Tras la ocurrido, agentes de la Policía Local de Santa Eulària detuvieron al sospechoso y ayer por la tarde fue trasladado por agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Eivissa a los juzgados para comparecer ante el juez de guardia.
El representante del Ministerio Público solicitó la prisión provisional sin posibilidad de eludirla mediante el depósito de una fianza.
La intervención de un hermano de el acusado y también de su cuñada evitó que diera un segundo corte a la mujer, quien, logró evitar que la cuchillada fuera mortal al esquivar en un acto reflejo una puñalada que iba dirigida hacia la yugular.
Todo indica que el ataque estuvo motivado por los celos. La víctima había decidido romper su relación con Miguel J.M. hace unos dos años, al parecer cansada de la mala vida que llevaba su el ahora acusado, un hombre con más de una veintena de antecedentes policiales, con problemas con las drogas y considerado por la policía como una persona violenta. Ahora, al parecer, había rehecho su vida con otra persona, algo que no era bien visto por el sospechoso y que pudo motivar el brutal ataque del jueves.
Miguel J.M. terminó de cumplir condena hace dos años en el Centro Penitenciario de Eivissa, informaron ayer desde la Comandancia de la Guardia Civil de Balears. Estaba recluido por la comisión de al menos un delito de robo. Fuentes policiales explicaron ayer que el acusado es un habitual y que ha sido detenido en innumerables ocasiones por delitos contra la propiedad, tanto robos con fuerza como con violencia.
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