Un conductor ibicenco no podrá conducir en el plazo de un año después de que ayer reconociera en un juicio haber sido sorprendido al volante después de haber inhalado «dos rayas» de cocaína. El acusado, que tuvo que sentarse en el banquillo como sospechoso de haber cometido un delito contra la seguridad del tráfico, también tendrá que realizar 31 días en beneficio de la comunidad y pagar una multa de 900 euros.
La detención de dicha persona tuvo lugar en la madrugada del pasado 17 de abril cuando la Guardia Civil dio el alto al acusado en el municipio de Sant Antoni después de que los agentes que intervinieron en este servicio observaran un vehículo que circulaba a velocidad excesiva.
Tras darse el alto a dicho coche, los guardias civiles pidieron al sospechoso que saliera del vehículo. Según relata el atestado, fue en ese momento cuando comprobaron que dicha persona se tambaleaba al andar y no coordinaba correctamente sus movimientos. Al preguntársele por esta cuestión, éste terminó por confesar que había tomado cocaína. El conductor fue requerido para que acompañara a la patrulla al hospital y se sometiera a una analítica, prueba que eliminó todas las dudas.
Fuentes judiciales informaron de la posibilidad, en caso de que se sospeche de que un conductor pueda ir bajo los efectos de sustancias estupefacientes (y no sólo bebido), de que dicha persona tenga la obligación de acceder a hacerse un análisis de sangre si los agentes de la autoridad le interpelan para ello. En caso contrario, se puede incurrir, además, en un delito de desobediencia.
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