Karsten T., de 38 años y desempleado, el holandés que intentó atacar el jueves a la reina Beatriz de Holanda y a su familia al intentar embestir con su auto el autobús en el que viajaban durante las celebraciones del Día de la Reina, murió durante la noche a consecuencia de sus heridas, informó el fiscal.
Seis personas murieron y una docena resultó herida cuando el auto atropelló a la multitud en el centro de Apeldoorn -unos 90 kilómetros al este de Amsterdam- sin alcanzar al autobús por 4 o 5 metros, y terminó estrellándose contra un monumento.
La reina Beatriz iba con la princesa Máxima, mujer del heredero Guillermo-Alejandro, y otros de sus hijos en un autobús descubierto que se dirigía a un palacio en Apeldoorn como parte de las celebraciones anuales del Día de la Reina. Murió durante la pasada noche, horas después de que los médicos intentasen hacer todo lo posible para detener las hemorragias internas y salvarle la vida. Probablemente habría pasado el resto de su vida entre rejas, pues el Código Penal dicta cadenas perpetuas para los ataques contra la reina.
Pero ¿qué es lo que motivó a este hombre? En los medios se habla de desesperación. Llevaba una vida muy retirada, informan los reporteros del diario de mayor tirada, 'De Telegraaf'. Era solitario. «Aquí lo vimos raras veces» se afirma en el bar del barrio. Al parecer poco tenía de esa «sociabilidad» tan importante para los holandeses.Eso sí, fue siempre muy ordenado, apunta su casero Sem Bosman. «Además siempre pagó puntualmente», agregó acallando así los rumores que explicaban este arrebato de locura con que estaba sin dinero y había actuado de forma espontáneo por desesperación.
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