El coche siniestrado cayó a un torrente situado a dos metros por debajo del nivel de la carretera.

No se considera probado que denunciara el robo de su coche para cobrar fraudulentamente una indemnización después de que éste fuera retirado de un torrente de Santa Eulària. Todo ello tras estrellarse con él dos conocidos de un bar que supuestamente le habían cogido las llaves del vehículo. El acusado manifestó que se lo habían sustraído pero tuvo que comparecer en un juicio al suscitarse dudas sobre la posibilidad de que lo hubiera prestado.

Así lo ha entendido la titular del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, al resolver el procedimiento que había contra un vecino de Santa Eulària que el pasado mes de marzo tuvo que sentarse en el banquillo acusado de haber presentado una denuncia falsa. Dicha persona se enfrentaba a hacer frente a una multa de 9.000 euros si se le consideraba culpable de dicho delito. Ningún testigo aportó datos que vulneran su presunción de inocencia.

El accidente por el que dicha persona perdió su coche, un Opel Tigra, ocurrió el 28 de abril de 2003 y se saldó con al menos un herido de gravedad. «Me lo pidieron hasta quince veces. Siempre les dije que no. Aprovecharon que me fui al cuarto de baño para coger las llaves de donde las había dejado y salir como unos cohetes», relató el acusado el día de la, vista oral.

Los dos conocidos, tras irse precipitadamente del bar y sin pagar sus consumiciones, fueron evacuados en ambulancia después de que el Opel Tigra, presumiblemente a gran velocidad arrollara una señal y rebotara con distintos obstáculos que halló a su paso hasta dar una vuelta de campana y caer a un torrente. El dueño del vehículo dijo enterarse del siniestro después de que un amigo le llamara para interesarse por lo que le había pasado.