No sólo tiene problemas con la Justicia y la policía española, también los tiene con el sistema sanitario. Mohamed El Harrachi, natural de Marruecos y de 57 años, juzgado hace dos semanas por la Audiencia Provincial como sospechoso de un delito de atentado y cuya denuncia, además, motivó que se sentara junto a él un inspector de Comisaría por supuestamente agredirle en los calabozos, se plantó ayer en la puerta del Palacio de Justicia de Eivissa anunciado que iniciaba una huelga de hambre.

El Harrachi acompañó su protesta con cuatro carteles en los que en perfecto castellano explicaba las razones que le han llevado a manifestarse. Según rezaban dichos carteles, desde que llegó España ha estado «defendiéndose» de la policía, lleva dos años sin trabajo y, además, precisa ser sometido a una intervención quirúrgica que, según é, se le deniega por no tener seguridad social pese a llevar 26 años en el país. El Harrachi se enfrenta por el juicio por atentado que hace dos semanas le llevó al banquillo a un año y medio de cárcel. El suceso ocurrió cuando dicha persona quedó detenida en Comisaría al ir a denunciar que su hija, mayor de edad, se había escapado con su novio.