Los hechos, que ayer quedaron vistos para sentencia, se produjeron en el Colegio Público Sant Jordi en junio de 2007.

El juez del Juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa, José Espinosa, se enfrentó ayer a un caso en el que un hombre está acusado de agarrar por el cuello y amenazar a un niño de 11 años de edad. Dos profesoras del Colegio Público Sant Jordi, donde se produjeron los hechos en junio de 2007, testificaron ante el juez que vieron cómo el acusado agarraba al niño por el cuello y lo izaba contra la pared. Dos agentes de la Policía Local de Sant Josep que también testificaron y que se encontraban en el lugar, la zona exterior del colegio, dijeron que no pudieron ver con precisión lo ocurrido, pero que, en cualquier caso, no consideraron necesario arrestarlo. Por su parte, la defensa insistió en que el menor supuestamente agredido había atacado en ocasiones anteriores al otro niño. El acusado declaró que aquel día, cuando fue a recoger a su hijo al colegio, el niño le enseñó las lesiones que supuestamente el otro niño le había causado en la mano y se fue a hablar con el director, que le dijo: «Ya no sé qué hacer con este niño», algo que ayer el responsable del centro dijo no recordar haber pronunciado, aunque tampoco lo negó. «A lo mejor sí lo dije, es una frase hecha que a veces también puede decirme mi mujer», dijo el director ante el juez.

Tras la conversación con el director, el acusado, según su propio relato, salió el colegio y vio al niño en la puerta, se acercó a él y le tocó la espalda para hablar con él, que se fue contra la pared. El acusado dice que se agachó para decirle al niño que dejara en paz a su hijo. Sin embargo, el padre denunciante presentó un parte de lesiones en el que se dice que el niño tenía señales en el cuello.

Un puñetazo

La defensa argumentó ante el juez que este hombre hizo lo que cualquiera hubiera hecho, ya que el niño presuntamente agredido es un alumno al que se sus profesores suelen castigar con frecuencia y que ha agredido muchas veces al hijo del acusado, un alumno tranquilo con «expediente académico excelente», según declaró una de sus maestras. La defensa dice que el acusado puso la situación en conocimiento de las profesoras Una de ellas manifestó ante el juez que ese mismo día le «había dado un puñetazo». Sin embargo, ninguna de las dos profesoras señaló que el niño causara problemas. Ambas aludieron a las peleas habituales en los patios de los colegios y a que unas veces ganan unos y otras veces, otros. El director, por su parte, dijo que no sabía nada de todo esto.

La defensa trató de explicar que su cliente se sentía impotente ante las supuestas agresiones a su hijo y que como las profesoras «no pueden hacer nada por evitarlo» intentó solucionarlo él mismo.