Eivissa vivió ayer oficialmente un día de luto. La alcaldesa de este municipio Lurdes Costa, lo decretó por la muerte de los dos niños de dos y tres años que el pasado sábado perecieron en un incendio en la Marina cuando ambos pequeños estaban solos en su casa del Carrer d'Enmig. La medida, adoptada después de que los padres, ambos ecuatorianos, anunciaran su deseo de que sus hijos fueran enterrados en la isla, lugar donde ambos, con nacionalidad española, había nacido. El día de luto motivó que se suspendieran todos los actos públicos previstos y las banderas ondearán a media asta. La familia afectada, por su parte, reiteró su deseo de que tanto la misa, que se celebró en la iglesia Sant Elm, como el entierro tuviera lugar con la máxima intimidad y respeto posible.

El caso se encuentra ya en su totalidad en el juzgado de Instrucción número 4 de Eivissa después de que el juez Santiago Pinsach recibiera ayer por la mañana el informe realizado por la policía. Este atestado, que como ya se informó confirmaba la accidentalidad del suceso, se ha unido a la autopsia, que recogía que ambos pequeños habían perecido por la gran cantidad de humo que inhalaron tras refugiarse bajo una cama. El juez Pinsach decidirá en los próximos días si la familia cometió alguna imprudencia reprobable penalmente al dejar solos a los niños. La madre, que tenía el turno de tarde, trabajaba en un establecimiento cercano a su casa mientras el cabeza de familia salió un momento de su hogar para atender un asunto. El fuego empezó por un fallo en un enchufe en el que se encontraba conectado un calefactor.