Un hombre observa los destrozos en la bahía, cerca de sa Punta des Molí. Foto: IRENE G. RUIZ

El fuerte viento que sopló del noroeste anteanoche causó graves destrozos en los barcos fondeados en la bahía de Portmany hasta el punto de que un velero de 16 metros de eslora con dos personas y un perro a bordo se fue a pique y ha pasado a engrosar las toneladas de basura que se acumulan en las aguas someras de Sant Antoni. Según la Policía Local de la localidad, el viento arrancó de sus amarras al menos a otros trece barcos fondeados en la misma zona y la mayor parte de ellos acabaron varados sobre la arena de las playas de la bahía y algunos de ellos con destrozos considerables. En el resto de la isla no se registraron incidentes relevantes. En Formentera dos pequeñas embarcaciones quedaron varadas en s'Estany des Peix.

No hubo heridos, pues los tripulantes del velero hundido, un hombre y una mujer de nacionalidad francesa, tuvieron que lanzarse al agua y fueron ayudados por tres agentes de la Policía Local de Sant Antoni y un miembro de un club de buceo. Ocurrió sobre las cinco de la madrugada, cuando más fuertes eran las rachas de viento. El perro también consiguió salir del agua. Los franceses, ella de 57 años y él de 52, fueron trasladados al centro médico de Sant Antoni. Mostraban síntomas de hipotermia, pero ningún otro padecimiento.

«Basurero»

Por la mañana, desde el Ayuntamiento de Sant Antoni, exigieron de nuevo una «regulación del fondeo a quien corresponda» y añadieron que la bahía «se ha convertido en un basurero de barcos y de residuos tóxicos peligrosos», ya que son muchos los barcos que se deshacen en el fondo. Señalaron que las embarcaciones abandonadas que acaban varadas sobre la arena de las playas «tarde o temprano se acaban retirando» pero no así las que ya están hundidas o las que aguantan temporal tras temporal en su lugar de fondeo sin que nadie se haga responsable.

Desde el Ayuntamiento recordaron que hay un barco fondeado en la bahía que «está cargado de combustible» y que el próximo temporal podría enviar al fondo, lo que podría generar el vertido del hidrocarburo. Otras fuentes municipales denunciaron que hay personas que viven en los barcos fondeados en la bahía.

Desde el Ayuntamiento explicaron una vez más que se han puesto en contacto reiteradamente con la Conselleria balear de Medi Ambient, responsable del puerto de Sant Antoni para que «desarrolle la ley de costas», pero que allí alegan que es responsabilidad de la Demarcación de Costas. Desde esta Conselleria balear dijeron ayer que a ellos no les consta que se haya habido problemas con los barcos del puerto y que la única incidencia sucedida en el ámbito de su responsabilidad es la caída de dos torres de luz y de dos árboles.

'Es en la otra ventanilla'

«Sabemos», dijeron, «que se ha hundido un barco y trece han quedado varados, pero ha ocurrido en aguas exteriores al puerto que está bajo la responsabilidad directa del Gobierno central a través de la Demarcación de Costas»

Por su parte, desde las oficinas ibicencas de la Demarcación de Costas dijeron que tienen «prohibido hablar con la prensa», exactamente lo mismo que alegaron sus compañeros de Mallorca, que remitieron al gabinete de prensa de Madrid de la Demarcación de Costas, donde tomaron nota de la cuestión de la falta de regulación del fondeo en la bahía de Sant Antoni y de la limpieza del fondo, pero no añadieron nada más.

Por otra parte, el viento ocasionó otros problemas de menor entidad en la costa oeste de la isla, principalmente en el municipio de Sant Antoni, cuyos agentes realizaron durante la mañana numerosas salidas para retirar árboles, carteles , señales y otros objetos caídos sobre las aceras o la calzada.

Ninguno de estos objetos ocasionó problemas graves, dijeron desde la Policía Local de la localidad, aunque acarrearon mucho trabajo. Lo más grave fue el derrumbe de un muro de una vieja casa de la calle Gardenias, en Ses Pasïses. El único habitante, de 85 años, no se encontraba en casa.

En la zona de Can Bagot, junto a la doble vía que une Eivissa con Sant Antoni, un muro de contención no dio abasto y acabó por ceder y el agua entró en una casa, lo que ocasionó importantes destrozos.

Hubo un momento en que Félix Ramos, uno de los policías que rescató a los franceses del velero que finalmente se fue a pique, se sintió «preocupado"» «La mujer tenía una ataque de histeria y pánico y todo era muy caótico». El velero estaba varado en sa Punta del Molí y los tripulantes avisaron con ben galas. «Era difícil sacarles, porque el viento y las olas eran fuertes», recordaba ayer el agente. Una ola envió al agua a la pareja y a su perro. Los policías se metieron al agua para rescatarlos. Momentos después, se hundió. Totalmente destrozado, el velero dejó un rastro de Punta des Molí a es Puet.

El diputado del PP Enrique Fajarnés recordó ayer que recientemente ha presentado una proposición no de ley «para que se regulen los fondeos y se dé solución al problema de los barcos abandonados». La proposición surgió a raíz de una reunión con el alcalde y los concejales de Sant Antoni en la que «una de las cuestiones que se me planteó fue la necesidad de regular el fondeo, porque la falta de regulación y control provoca que muchos se queden instalados allí e incluso que algunos abandonados», dijo el diputado del PP por las Pitiüses. «El problema», señaló Fajarnés, «es que entre Ports de Balears y Costas, uno por otro, la cosa es que se sigue sin ordenar y es necesario porque la contaminación que se está produciendo es importante». Por primera vez, el pasado verano fueron multados con fuertes sanciones económicas dos propietarios de senas embarcaciones que desoyeron el aviso de no fondear en el espejo de aguas del puerto de Eivissa. Los encargados de multar a los propietarios fueron agentes de la Guardia Civil, que fueron requeridos por Autoritat Portuària. El Ministerio de Fomento finalmente se tomó en serio el grave problema del fondeo en el antepuerto de Eivissa. La presión vino porque los grandes barcos de las navieras encontraban problemas con los yates fondeados, que en alguna ocasión llegaron a impedir que los buques de pasajeros entraran a puerto. Las navieras presionaron para que se regulara el fondo en el puerto de Eivissa, algo que aún no se ha conseguido en Sant Antoni.