Fabulación de una adolescente de 14 años o víctima de una agresión sexual real. Esta es la cuestión que debe resolver la Audiencia Provincial después de que un grupo de brasileños se reuniera a celebrar una despedida de soltero en Formentera y uno de ellos, de 39 años, acabara el año pasado preso por supuestamente introducir los dedos en la vagina de una niña de 14 años mientras ésta dormía en su cama. El sospechoso, tras desistir, estuvo unos dos minutos mirando a la víctima desde la puerta.
«Mamá, vámonos de aquí ya porque en la casa hay un pederasta». Estas fueron las palabras que la menor dijo a su madre cuando se la encontró en la piscina al día siguiente después de que el acusado supuestamente hubiera entrado en la dependencia donde se alojaba con ánimo libidinoso, una sospecha que de confirmarse puede costarle a este turista una condena de siete años de prisión. El acusado reconoció haber entrado en dicho cuarto pero dijo que fue con el único deseo de que la menor se uniera a la conversación que él tenía con otro invitado que no era de su agrado.
El suceso ocurrió en una casa de la carretera de la Savina a la Mola en septiembre del año pasado después de que la madre de la adolescente aceptara, por petición de un amigo, hacer las veces de anfitriona y guía para un grupo de brasileños con una marca de tiendas en el país sudamericano y Portugal. Madre e hija se alojaron en una casa cuyas dependencias superiores estaban ocupadas por los turistas uno de los cuales aseguró haber mantenido «relaciones sexuales» desde el principio con la primera, extremo que ésta negó tajantemente en el juicio que se celebró ayer en Eivissa.
Según la tesis de la defensa, ello conjuntamente a que la pequeña, residente en Eivissa, podía estar a disgusto en la isla, pudo espolear las fantasías de la adolescente y creer que había sido víctima de dicho suceso.
La supuesta agresión sexual tuvo lugar la segunda noche de la «despedida». La chica relató que sintió que le tocaban las piernas y que, en un principio, no dio mayor importancia porque la noche anterior una situación similar se produjo cuando «una lagartija» trepó por su cuerpo. «Noté que esto era distinto porque sentí algo extraño en mis partes», afirmó la perjudicada.
Los dos expertos oficiales designados por el juzgado para reconocer a la víctimas aseguraron que reunía todos los síntomas de haber sufrido los abusos relatados. Otros dos especialistas, designados por la defensa, sin embargo, la clarificaron de «fantasiosa e imaginativa» y capaz de haber creado la 'agresión' por «descontento».
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